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The Beatles: Rock Band, And Your Bird Can Sing

En mi humilde opinión, el esperadísimo The Beatles: Rock Band, más que un videojuego de ritmo más, es un verdadero homenaje a la vida y obra del cuarteto de Liverpool plasmado en una divertida y sicodélica carrera que repasa cronológicamente la historia y los éxitos de los Fab Four.

Y claro, considerando que que el título es uno de los más esperado del año, sin duda que va a ser grito y plata y será la excusa perfecta para, ahora sí (gracias a la baja de precios), comprarse una consola de una vez por todas.

Ahora, si por esas casualidades de la vida aún no se ha decidido a tener el juego, pues he aquí cinco razones por la cual hay que tener el The Beatles: Rock Band en casa.

Porque son Los Beatles: si hay una banda que merceía estar ser inmortalizada en un juego como éste, era los Fab Four, acaso la banda más importante en la historia de la música pop. Van Halen, Led Zeppelin, U2 y todos sus discípulos pueden llegar después.

Porque es visualmente alucinante: el juego presenta colores, gráficos, animaciones, fotografías exclsuivas y mucho material, además de una importante cuota de sicodelia. La experiencia visual es asombrosa y sólo se puede calificar de eye candy.

Porque están todos los hits: a través de 45 canciones, el juego repasa toda la historia del grupo y sus mejores hits. Se pueden tocar «Twist and Shout», «A Hard Day’s Night», «Dear Prudence», «Back in the USSR», «Can’t Buy Me Love»; «I Am the Walrus», «Helter Skelter», «Yellow Submarine» y muchas otras más. Y eso que se viene material descargable.

Porque es un juego enciclopédico: una de las gracias es que el Rock Band permite entender cuál fue la evolución musical, artística y visual de la banda, además de repasar sus momentos clave, desde sus inicios en The Cavern a comienzos de los sesenta hasta la tocata final sobre la azotea de Apple Corps en enero de 1969. La misma banda habría estado orgullosa del resultado.

Y porque es una inmejorable experiencia social: personalmente, tuve la suerte de disfrutar el juego con muchos amigos, todos sobre los 30. Durante todo el día sábado (a excepción del partido Chile-Venezuela) jugamos con guitarra, bajo, batería y voz. Intercambiábamos instrumentos, tocábamos las canciones, nos sorprendiamos y el tiempo pasaba más rápido de lo que nos habría gustado.

Claro, todos conocíamos las canciones y nadie se achunchó, gracias a los distintos niveles de dificultad personales. Así, como evento social, jugar al The Beatles: Rock Band puede ser el mejor panorama de la vida. Para nostros al menos, así lo fue. Que se repita.