

Especificaciones técnicas
- Estudio Treyarch
- Publisher Activision
- Plataformas Xbox 360, PlayStation 3, Wii, PC
¿Podríamos considerar al Call of Duty 4: Modern Wafare el shooter en primera persona que traspasó la barrera del género, hasta transformarlo en un fenómeno mainstream? Yo me atrevería a decir que sí.
Y para muestra, un botón.
El otro día vi The Wrestler, fenomenal cinta sobre el auge y caída de un ídolo de la lucha libre en un papel peligrosamente parecido a la vida misma de su protagonista, Mickey Rourke.
Dirigida por Darren Aronofsky, hay un escena en donde “Ram” Robinson (Rourke) invita a un fan de 12 años a jugar videojuegos. Ram pone Wrestle Jam, un oscuro juego de lucha libre (tipo Exciting Hour) para el NES.
Ante lo ingenuo que puede ser presenciar toda la gloria de un juego de 8 bits, el cabro le comenta a su ídolo acerca del Call of Duty 4, ese violento juego de guerra que se desarrolla “en Irak”.
El hecho de que se mencione un muy particular juego de video en una película popular y que incluso tiene nominaciones al Oscar es (Rourke merecidamente está nominado), en mi humilde opinión, un signo inequívoco de que el juego ha traspasado las fronteras del mundo gamer.
Es cierto, la película utiliza el universo de la lucha libre. Pero igual. Al menos, no se habla del Smackdown vs. Raw. En vez, se habla de un fps. Y no tengo recuerdos que antes un fps haya sido mencionado en una película. Bueno, a excepción del Doom.
Lectores habituales de este blog sabrán de mi gusto por los fps. Y debo decir que el CoD 4 está fácilmente en el top 3.
Los anteriores me habían encantado, aunque francamente los ponía a todos en el mismo saco con todos los otros shooters ambientados en la Segunda Guerra.
Como saben, el Modern Warfare es absolutamente distinto en ese sentido. Y la formula, como también deben saber, ha sido un éxito avasallador de crítica y ventas. Por eso es que el juego sale mencionado en una película: porque ya es parte de la cultura pop.
Obviamente, la secuela a la saga no se hizo esperar. Pero –oh sorpresa–, volvían a haber cambios.
La lógica apuntaba a mantener la fórmula ganadora, pero Activision –dueña de la saga– no sólo decidió realizar la secuela ambientada nuevamente en la Segunda Guerra, sino que además le pidió al estudio anterior, Treyarch (autores no sólo del también excelente Call of Duty 3, sino también del Quantum of Solace y juegos basados en Spider Man) que la desarrollara, en vez de los creadores del Modern Warfare, Infinity Ward.
La idea era basar el juego en el mismo motor de su antecesor, para que no perdiera “onda”. Y puede ser que funcione. Pero tampoco es una diferencia tan, tan notoria. Da un poco lo mismo. La idea de Activision era ganar tiempo y mantener el momentum.
Por lo demás, ya sabemos que Inifnity Ward por estos días ya está de cabeza en la creación de… la segunda parte del Modern Warfare. Por mi parte, no me aguanto las ganas de ver cómo va a quedar eso. Ya habrá tiempo para comentarlo.
EL OTRO LADO DEL EJE
La idea es comentar ahora el Call of Duty: World at War (extraoficialmente, Call of Duty 5).
La versión que probé fue la del Wii, que además tenía el sabor extra de que el juego venía con el Zapper. Ya saben, ese add-on que ensambla el wiimote con el nunchuk en un solo mono, que emula –ya adivinan– una especie de submetralleta plástica blanca. Funciona y es divertido por un rato. Y asumo que los más púberes gozarán el doble.
¿Yo? Prefiero estar sentado y concentrado en lo que pasa dentro de la pantalla. No fuera.
Como tal, el juego sabe más a una secuela del CoD 3 que del Modern Warfare. Es lógico y, muy probablemente, esa fue la idea de Activision.
Los escenarios son de isla tropical en el Pacífico (muy en la onda Crysis), con harta playa y palmera al principio.
Para quienes hayan jugado juegos de la saga, la mecánica de juego se sentirá muy familiar (salvo los controles de la Wii, toda una novedad bastante intuitiva a la cual me acomodé después de un rato).
En los adornos, la novedades más llamativas sean probablemente el uso de un lanzallamas y el comportamiento de un fuego que es capaz de expandirse y verse afectado por condiciones climáticas (que no es tan novedad, porque el Far Cry 2 ya había alardeado antes con eso). El resto, matar japoneses y luego, como siempre, a nazis.
Lo otro es la presencia de Jack Bauer, perdón, Kiefer Sutherland como uno de los personajes de la historia del juego. Como es de imaginar, el tipo ladra órdenes como si se tratara de su alter ego televisivo.
No sé si me haya gustado tanto su presencia, la verdad. A mí me distraía.
En vez, Gary Oldman aparece posteriormente (como un ruso) y eso no se nota tanto, así que funciona mucho mejor.
Porque, claro, otra cosa sería un juego protagonizado por Jack Bauer. Pero eso ya existe y –atención– es un mal juego. Sorry.
¿Y éste? Sí, está bien, es entretenido. La historia es genérica, pero hace su trabajo y posee los ingredientes para que funcione como un fps efectivo. Pero yo ya estoy esperando el Modern Warfare 2.