Y No Country for Old Men, el notable drama de los hermanitos Cohen (y mi favorita) se llevó finalmente la preciada estatuilla del Tío Oscar. Más allá de las especulaciones, las estadísticas, las injusticias, los favorecidos y las comparaciones con el Festival de Viña (jajajaj, por favor), la transmisión de la 80a entrega de los premios Oscar 2008 fue sencilla, sobria, incluso fome, pero muchísimo mejor y más atractiva que lo que en ese momento transmitía en conjunto TVN con UC-TV.
O sea, prefiero ver al ireemplazable Jon Stewart -genial anfitrión de la velada celebrada como siempre en el Kodak Theatre de Hollywood- echando la talla con su iPhone ("¡en esta pantallita se aprecia la cinematografía de Lawrence de Arabia!", ironizaba) o jugando Wii, que ver a Marco Antonio Solis (¡¿¡dos horas y media?!?) o a esa titánica fomedad que fue el Profesor Salomón y su cajarito Tutu-Tutu.
Perdón, ¿Stewart jugando Wii? Tal cual, como se aprecia en la foto. Todo sucedió a la vuelta de un corte comercial en donde se veía al conductor de The Daily Show jugando Wii Sports en una pantalla gigante con una chica que no alcancé a reconocer. Eso sí que es propaganda. Me encantaría saber cuál fue el arreglo ahí. Mal que mal, hubo una audiencia de algo así como mil millones de personas. ¿O fue simplemente una respuesta al sentimiento popular? Hmmm…