Flashback #1: Mediados de 1986. Cine Las Lilas, Providencia. James Cameron, muchísimo antes de Avatar, Titanic e incluso Terminator 2, me provocaba un nudo de miedo en el estómago que pocas veces he vuelto a sentir durante una película.
No era el terror de Alien, la original de Ridley Scott. Esto era distinto. Era miedo, pero mezclado con angustia.
Aliens. O Aliens, El Regreso. Nunca he olvidado esa secuencia, ese primer encuentro de los marines cuando son inicialmente masacrados por una horda de bichos. Y Sigourney Weaver -Ripley- tratando de scaarlos de ahí vía intercomunicador. Inolvidable. Y de paso, una de las mejores secuencias de terror que he experimentado en el cine.
Flashback #2: 1987, un año después. Mismo cine. Mientras el Depredador «cazaba» a los compañeros de Arnold Schwarzenegger en las densas selvas centroamericanas, me acordaba de Aliens, la película.
Y algunos años más tarde, en Depredador 2, cuando Danny Glover entra a la nave del extraterrestre con dreadlocks más famoso del cine y la cámara muestra, como trofeo, la cabeza de un alien, uno confirma que las conversadas con amigos sobre la alucinante posibilidad de enfrentar a ambos bichos en un mismo universo, finalmente, no era una idea tan descabellada. Ni tan imposible de realizar.
Al menos, Hollywood ya le había echado el ojo.
Y fue justamente en 1990 -el mismo maño en que se estrenó Depredador 2– que la editorial Dark Horse hizo real un sueño húmedo para los fanáticos de la ciencia ficción: enfrentar en un mismo universo a aliens contra depredadores a través del comic.
Era casi como experimentar ese capítulo televisivo donde Ultraman y Ultrasiete se cruzaban para delirio de toda una generación infantil, pero en papel.
El crossover fue un éxito que lógicamente traspasó la barrera de la hoja de papel y el entintado. Aparecieron más cómics, novelas, películas y cómo no, videojuegos.
Y si bien es cierto que ambas franquicias ya tenían tenido sus propios juegos individualmente, enfrentarlos digitalmente siempre fue una buena, violenta y sangrienta idea que ha sido aceptada con gusto por los fans y la crítica.
El primero de ellos fue lanzado en 1993, para el Super Nintendo. Claro, era distinto y en estricto rigor, era un beat ‘em up tipo Double Dragon.
Fue un año después que apareció la versión que conocemos ahora, en primera persona. Fue desarrollada para la desaparecida Atari Jaguar. Y el más popular, hasta ahora, había sido la versión de 1999 para PC y Mac.
Más de una década después, y sin películas relacionadas en el horizonte, la misma casa desarrolladora, la británica Rebellion, acaba de lanzar de la mano de Sega una reinvención (¿remake?) del clásico que, honestamente, hoy no tiene mucho de revolucionario.
La acción básicamente es la misma (un shooter en primera persona), las tres clases a elección están ahí, la ambientación es clave y el modo multiplayer es el que la lleva.
Pasa que todo ha sido hecho con amor y cariño por la saga. Especialmente cuando puedes ver desde el interior de la boca de un alien como éste le muerde el cráneo a un humano. Porque jugar con los humanos es derechamente fome.
En ese sentido, el demo entretiene un buen rato (por la onda más que nada), pero nada más. Aún ignoro cómo será la campaña para un jugador (que igual me tinca), pero a juzgar por los comentarios, parece que tampoco es, um, algo de otro mundo.
¿Lo curioso? Sega planea para este año otro juego muy similar, aunque basado exclusivamente en Aliens. De la mano de la tejana Gearbox (los mismos responsables del Borderlands), también sería un fps, con atmósfera densa y fuertes dosis de gore.
Al parecer, como acribillar nazis está un poco pasado de moda, ahora es el turno para aniquilar bichos extraterrestres. Así nadie se enoja.