Ok. Finalmente logré pillar la nota aparecida el jueves 15 en la sección Crónicas del noticiero central de TVN, 24 Horas. Está por supuesto en YouTube. Pero extrañamente, no se puede "embedear" para ponerlo en otro sitio. Curioso. Si ya quieres tu video se viralice a través de la red, ¿por qué entonces no dar todas las herramientas necesarias? Me suena raro. Así que no podré pegar el video para que lo vean desde acá. El de arriba es una mula. En vez, hagan click aquí, lo ven y continuamos con los comentarios.
¿Lo vieron? ¿Qué les pareció? Mis impresiones. La presentación de la nota, a cargo de Consuelo Saavedra, es correcta dentro de lo general, pero cae en la trampa del cliché: "aqui en Chile, más de la mitad de los jóvenes menores de 19 años confiesa jugar diariamente". Yo tengo 35 y también juego diariamente. Y creo no ser el único (espero). ¿Las mayores acaso no contamos en esto? ¿Las muestras de usuarios de videojuegos SIEMPRE tiene que ser menores de edad? No lo creo. Seguir con la tonterita de que los videojuegos = cabros chicos me parece muy provinciano y ya es hora de enfocar el fenómeno desde otra perspectiva. Sigamos.
La intro está buena, y hace la analogía entre el boom de los vidoejuegos en los 80s y las generaciones actuales. Había material de archivo de los flippers de los Bajos del York. Un clásico. Interpretativa, general, inconclusa con su analogía, pero simpática.
Pero luego, a mi juicio, la nota continúa casi de manera diabólica. Me acordé de cierta época donde los videojuegos eran casi considerados como elementos de compañía de sicópatas, pederastras y adoradores de Satán. O la clásica, en donde un gamer es considerado un freak, pero de la peor calaña. Como el que mostraron en la nota. Parece que el pobre tipo fue sacado de un casting para pillar al adolescente más espinilludo y patético posible, y que su condición fuese producida justamente por jugar demasiado: mal en el colegio, con probelmas de sociabilidad, de adaptación familiar, etc. Qué horror.
Poner como ejemplo el caso de Cho Seng-Hui, el asesino de la matanza de en Virginia Tech ("¡Oh, jugaba videojuegos!") y la cuña de la sicóloga me pareció gratuito y con cero fundamento. Flojo. Facilista.
Pero después la cosa mejora. O al menos deja el tema en un punto algo más positivo y "choro". La historia del matrimonio gamer me pareció tierna, los planes de mi amigo Pablo Aguayo para hacer un club de flippers me parece loable y la revista que apareció entre medio se veía bonita.
La lata son los sentimientos encontrados. Porque es agradable ver que los medios le den más cobertura al tema; pero al mismo tiempo, enerva ver la liviandad y la flojera de otros. Un poquitito más de rigor, por favor (al parecer, no estoy solo en esto). Los videojuegos son buenos. Y ya basta de meter miedo con la cuestión.