Sucedió la semana pasada. Al principio, llegó como una broma vía Twitter que poco a poco comenzó a viralizarse, hasta que algunos medios comenzaron a tomárselo en serio.
Según decían, «Shigeru Miyamoto habría confirmado que Mario y Luigi no eran en realidad hermanos, sino que una pareja gay». Y que el juego simbolizaba los obstáculos de la sociedad frente al tema, y que las callampas, las figuras fálicas y un sinfín de tonteras ad hoc.
Todo habría estado bien y hasta hubiese sido divertido -los rumores al respecto son más viejos que el hilo negro-, pero cuando medios respetables y «serios» se colgaron de la noticia, la cosa dejó de ser graciosa.
Lo curioso es que fueron principalmente medios latinoamericanos -peruanos, argentinos, centroamericanos y cómo no, también chilenos- los que «compraron» la noticia que, obviamente, era en joda. Ningún medio fuera de la región o que no fuese de habla hispana se colgó.
Es más, cuando sucedió, era para burlarse, justamente, de aquellos medios que se habían tragado la noticia.
Todo comenzó en el sitio mexicano Ciencia Seminal, una especie de The Onion latino que, hay que reconocer, a veces es bastante gracioso.
El 18 de julio publicaron la famosa nota. Internet hizo el resto. Medios online latinoamericanos de inmediato dieron la noticia como cierta. Varios medios chilenos cayeron ipso facto, sin siquiera darse la molestia de reportear.
Ahora, tampoco era necesario ser tan periodista para haberse dado cuenta. Bastaba googlear al respecto para darse cuenta que todo era en broma. Pero no. Era más importante generar «clicks».
Bastante penoso, si me preguntan, pero peor aún: la situación revela el poco profesionalismo no sólo periodístico, sino que también específicamente en lo que se refiere a la cultura e industria de videojuegos. Triste: estamos muy lejos todavía del resto del mundo.