Ayer sábado 22 de marzo, el Pac-Man, acaso el juego más popular y conocido de la historia, cumplió 30 años de vida. Tres décadas que se traducen en millones y millones de pelotas comidas, fichas insertadas, múltiples evasiones de fantasmas y demasiadas referencias dentro de la cultura pop.
Incluso, hasta con una canción ochentera, cortesía del dúo Buckner & Garcia, dedicada al mono amarillo.
Treinta años después, el juego sigue generando olitas. Desde jugadores que hacen noticia por haber quebrado un nuevo récord a ejemplos como el de Google, que para conmemorar las festividades del juego inventado por Toru Iwatani generó el juego en su portada, Pac-Man se niega a morir.
Incluso, llega a reinventarse en cuanta plataforma y consola ha existido, incluyendo la Xbox 360 y hasta en redes sosciales como Facebook.
Yo aún conservo el (vago) recuerdo de las primeras veces que jugué Pac-Man. Debe haber sido en algún Delta.
Lo encontraba adictivo, a pesar de los repetitivo del gameplay. Es más, probablemente lo único que me hacía seguir jugando y tratando de pasar etapas era el hecho de ver qué pasaba en esas «escenas» entre etapas, una especia de backstage semi-jocoso al juego principal. Eso, y ver qué fruta ves venía después. Tenía menos de 10 años, ok?
Después, claro, vendría el Ms. Pac-Man -mucho más original, con laberintos que iban cambiando-, el Super Pac-Man (nunca me gustó), el Jr. Pac-Man, y decenas de otras variaciones que incluso traspasaron el concepto al 3D y al género de las paltaformas.
Para qué hablar de los clones que aparecieron ante la inmensa popularidad del juego original.
Como sea, el juego cumplió 30 años. Y como tal, ha trenido diversas «celebraciones». Desde la vistosa y genial página en Google durante este fin de semana, en donde el juego era jugable de manera inmediata, a diversas publicaciones. Hubo varias.
Pero si me apuran, me quedo con este imperdible Q&A de la Wired con el creador del juego, Toru Iwatani, quien confiesa que, efectivcamente, el diseño del comecocos provino de una pizza a la que le faltaba un slice.
Así que desde estas páginas, ¡feliz cumpleaños, Pac-Man!