Reseñas·Videojuegos

Just Cause: Derribando Dictaduras

Especificaciones técnicas

  • Estudio Avalanche Studios
  • Publisher Eidos Interactive
  • Plataformas PlayStation 2, Xbox, Xbox 360, Windows

Reconozco que a este juego hacía mucho tiempo que le tenía puesto el ojo. Y me moría de ganas de probarlo. Principalmente, por un detalle en particular. Es más, incluso es un récord: se trata de que es el videojuego más “grande” en extensión virtual jamás creado.

Es decir, el juego –que funciona como una variación de la saga Grand Theft Auto– posee un terreno “real” para que el jugador pueda recorrer a sus anchas. Pero antes de eso, revisemos la historia del Just Cause.

Adoptas el rol de Rico Rodríguez, un agente secreto de la CIA que engloba las personalidades de “James Bond, Mad Max, El Mariachi, Wolverine, Rambo, Jack Bauer, Han Solo y Vincent Vega, con un toque de Enrique Iglesias”, según palabras de Odd Ahlgren, uno de su creadores. ¿Su misión? Derrocar la dictadura del General Salvador Mendoza, en la ficcional isla tropical de San Esperito.

De hecho, el nombre no sólo es un juego de palabras (“causa justa”), sino que además es una directa alusión a la operación norteamericana en panamá realizada a fines de los 80s con el fin de derrocar a Manuel Noriega.

Así, el jugador debe infiltrarse entre los rebeldes, asesinar agentes del gobierno, realizar atentados y asociarse con carteles de droga, entre otras misiones paralelas. Todo, con el clásico display de armas, vehículos y gadgets necesarios para completar los objetivos, además de un par de trucos que le dan más carácter a su protagonista.

Pero más allá del cautivante escenario tropical y de las reiterativas y poco creativas misiones, lo que realmente sorprende del juego es lo inabarcable de su terreno. Literalmente, el juego cuenta exactamente con 1.024 km2 de superficie para recorrer, además de la costa de la isla. Un gran detalle en esto es que al cruzar la isla nunca se verá una pantalla de carga. Punto para Just Cause.

El problema en todo esto es que la inmensa extensión del terreno no sólo hace que los viajes (y repetirlos, si te matan) sean un tanto lateros. Además, muchas veces las misiones son demasiado genéricas y extremadamente difíciles, por lo que el nivel de frustración a veces puede subir rápidamente.

 

Volaréeee, oooooh: el infatigable Rico Rodríguez en su misión número 12.368.


Aún así, el juego se sostiene por sus propios méritos. Pero hasta cieto punto, porque la exoperiencia, a ratos resulta algo abrumadora. Y ojo, que la versiones para PC y Xbox 360 son muchísimo mejores –visualmente hablando– que para el resto de las plataformas.

Metacritic le otorgó un 68 a su versión para PS2, mientras que a la versión para Xbox 360, un 74. Y por si acaso, el link al sitio oficial del juego está acá.