No sé si dará para tanto, pero algo pasa. Hace unos días, se realizó el lanzamiento de la nueva línea de una conocida marca deportiva en la Casa Baco, un centro de eventos ubicado en Avda. Perú, en Bellavista, y cuyo dueño, entre otros, es Felipe Izquierdo.
El lugar es coolísimo, amplio, taquilla, fue mucha gente y el evento funcionó a la perfección. Bien.
Pero el gran detalle para este humilde servidor fue presenciar una interesante colección de viejos pinballs -flippers- que «decoraban» el lugar. Justo en la sala de la revista Rolling Stone -que coauspiciaba el evento- había dos lindas máquinas: el clasiquísimo Blue Note, de Gottlieb, y el chillón Tales from the Cript, de Data East.
Incluso, había más máquinas dando vueltas (por ahí estaba el Lethal Weapon), pero no logré acercarme lo suficiente. Así de lleno estaba el lugar en ciertos sectores.
Bueno, ¿y? Pasa que las máquinas nunca estuvieron desocupadas. Siempre estuvieron llenas. Con chicos y chicas. Y eso que los flippers estaban en un estado discutible.
Pero no importó. Se podía jugar. For free. Todos jugaban y eran felices. Me incluyo. ¡Queremos más flippers!