Primero, el dato duro: la consola portátil de Nintendo, la DS, es hoy casi el gadget de juegos más popular y vendido de la historia, con más de 86 millones de unidades en todo el mundo.
Es más, se espera que después de las fiestas de fin de año, la DS logre superar al rey de estas consolas, también de la factoría Nintendo: el Gameboy.
Y entre la avalancha semanal de títulos que inundan la consola, hay algunos que vale la pena destacar.
Sea porque son buenos juegos que le sacan partido al hardware táctil o porque son ideas originales, como éste, el Korg DS-10, que transforma el aparato en un emulador de un sintetizador electrónico Korg MS-10.
La idea, lógico, nació en Japón de la mano de Nobuyoshi Sano, creador de partituras musicales para juegos como Tekken o Ridge Racer.
El «no-juego» posee todos los elementos técnicos para la creación musical -osciladores, batería electrónica, efectos análogos, etc.-, además de un modo especial para quienes no tengan mayores conocimientos musicales. Como uno.
Pero Leonardo Farkas podría pasarlo bomba con uno de éstos.