¿Fuiste tan fanático del juego? ¿Gastaste millones en los Delta o en la playa? Personalmente, no tanto. Sí me impresionaba más el nivel de impacto pop que tenía el personaje. Primero, fue ver lo extremadamente coloridas que eran las máquinas que traían el juego –cuando en Chile se traían los muebles originales, no como ahora, que son horriblemente genéricas–.
Segundo, que el “mueble” del juego venía con variaciones de tamaño. La más llamativa, lejos, fue la denominada “cocktail table”, en donde jugabas sentado mirando el juego dentro de la mesa, con tu contrincante (o second player) sentado al frente.
Pero además, hubo referencias, flyers, comentarios en reuniones sociales, chistes, canciones (la inolvidable y cutre «Pac-Man Fever», de Buckner & García, 1983) y hasta secuelas, como el Ms. Pac-Man o el Pac-Man, Jr. Pero claro, eso ya es arena de otro costal.