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MAX PAYNE DEBUTA AL TOPE DE LA TAQUILLA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 Para bien o para mal, a Max Payne, la nueva adpatción de un videojuego a la pantalla grande, le fue bien en la taquilla gringa. Tan bien, que durante el fin de semana se quedó con el primer lugar recaudando 18 millones de dólares.

No es la gran cifra para estos estándards, pero le ganó a W., la nueva de Oliver Stone en donde parodia a Bush, y ayudó a desbancar a Beverly Hills Chihuahua, lesera que tiene como protagonista a un perro parlante, tipo "Yo quiero Taco Bell", que ha estado inexplicamente al tope de la taquilla gringa por demasiadas semanas.

La lata es que más allá del detalle de la taquilla -que inevitablemente será mucho menos rimbombante la próxima semana, cuando caigan nuevos estrenos-, la crítica ha descuerado la película. Con reparos que van desde una copia descarada a las cintas de John Woo, a cómo Mark Wahlberg puede elegir este tipo de cintas como avance en su carrera, casi todos los medios gringos concuerdan que la película, si bien vistosa, es estúpida, trillada y boba por donde se le mire. En fin. Una más que muerde el polvo.

Habrá que esperar a que la nueva camada de películas que se vienen inspiradas en videojuegos –Prince of Persia entre otras– si logren, por fin, darle el palo al gato. Como sí lo han hecho los cómics, benditos sean. Mientras, paciencia.