Reseñas·Videojuegos

Senua’s Saga: Hellblade II: Pesdadilla Nórdica

Especificaciones técnicas

  • Estudio Ninja Theory
  • Publisher Xbox Game Studios
  • Plataformas Microsoft Windows, Xbox Series X/S

Apostando y aumentando todo respecto al aclamado juego orginal, esta secuela se adentra aún más en los probelmas mentales de su protagonista y en las voces que eventualmente la guían en su violenta aventura, una que definitivamente no es para todos los gustos.

Por Alejandro Alaluf

 

Cuando probé por primera vez el Hellblade original, me encontré frente a una verdadera sorpresa. Por un lado, el entorno, los escenarios y la base de la historia me encantaron. Y por el otro, el concepto detrás de la protagonista me llamó profundamente la atención. Acá había algo distinto.

Claro, cuando jugué el juego por primera vez fue cuando salió, el 2018. En ese entonces, estaba de moda el nuevo God of War y toda la onda con la mitología nórdica, quizás inspirada por el Thor de Marvel. No sé.

El punto es que, a primeras, pensé que el juego simplemente bebía de esa popularidad a través de un personaje femenino, tipo Alloy en la saga Horizon. Craso error.

El juego terminó siendo una sorpresa, porque más allá del buen trabajo gráfico y atmosférico que logró desarrollar el estudio británico Ninja Theory (Heavenly Sword), además se logró establecer una historia ciertamente compleja, pero especialmente, una protagonista distinta e inolvidable con Senua.

Resulta que Senua es una chica valiente, determinada y resiliente. Además de ser buena para los combos. Todo normal. El twist es que, además, sufre de enfermedades mentales como sicosis y esquizofrenia, lo que se traduce en que ella -y el usuario- están constantemente escuchando “voces” que le hablan.

La mecánica no sólo sirve como una especie de guía (real o no) para inspirar al usuario a seguir tal o cual camino. Además, le otorga una capa de complejidad a la siquis de la protagonista como pocas veces un videojuego lo ha hecho.

Y para qué decir cómo se amplifica el efecto a la hora de ocupar audífonos. Las voces ahí se sientes como si efectivamente provinieran de un rincón desconocido de nuestra mente. La mezcla de sonido está excepcionalmente bien hecha y, de hecho, es la recomendación que hacemos: jugar el juego con audífonos.

La narrativa de Hellblade II: Senua’s Saga, el motor argumental del juego, es tan cautivadora e intensa como la del juego anterior, sino más. Esta nueva aventura retoma la historia justo donde quedó con su predecesora, con Senua embarcándose en una nueva aventura que se adentra en lo más profundo de su psiquis y el mundo místico que la rodea.

Senua es una heroína, aunque muy lejos de ser perfecta.

Así, la historia vuelve a ser una mezcla magistral de ficción histórica y horror psicológico, que esta vez expande sus conceptos en un tono mucho más grupal y menos íntimo. Tiene sentido. El juego es, por supuesto, mucho más grande en ambición que su primera parte.

El desarrollo del personaje de Senua es central en la narrativa. Los demonios internos y las amenazas externas vuelven.

La profundidad emocional de la narrativa se ve reforzada por la exploración de temas como el duelo, el trauma y la resiliencia en donde el viaje de Senua no es solo físico, sino una verdadera odisea emocional y psicológica que desafía a confrontar sus miedos y percepciones, cosa que también permea, eventualmente, al jugador.

Lo anterior fue hecho con maestría por los capos de Ninja Theory, con todo el respaldo (y la espalda) de Microsoft en la producción, desde que el estudio pasó a ser parte del establo de la compañía en el 2018.

Ahora, debo decir que el juego no es amistoso ni cálido para quienes no conozcan el entorno de la aventura. De hecho, creo que es un juego derechamente hostil, como su introducción declara. Son minutos tediosos(y deslumbrantes), grises e incluso lentos en su exposición Todo, para establecer quién y dónde se encuentra su protagonista. De hecho, me recordó a la introducción del Red Dead Redemption 2.

 

Mecánicas Brutas

Despejemos esto de inmediato: la jugabilidad de esta secuela pule y mejora todas las mecánicas originales del primer título, ofreciendo una experiencia más inmersiva, fluida y especialmente satisfactoria. Pero dura, difícil de asimilar.

Como siempre, la exploración, el combate y la resolución de puzles siguen siendo los pilares fundamentales del juego, cada uno diseñado para complementar la narrativa, esta vez, de una manera más clara y enfocada.

Los enfrentamientos en el juego son muy viscerales e intensos, en general con peleas que requieren un dominio de la ya clásica combinación de ataques ligeros y pesados, esquives y bloqueos, con más timing y fineza en las acciones que pura fuerza bruta. Además, la introducción de nuevas armas y habilidades añaden profundidad y variedad al combate, haciendo que cada encuentro se sienta fresco y desafiante.

Los puzles son otro componente vital de la experiencia y, personalmente, parte de los momentos de mayor tedio en la experiencia, similar a lo que me pasó con las últimas iteraciones del God of War, en donde es común quedarse “pegado” en un puzle (y eventualmente, recurriendo a Youtube como guía) y perder la inmersión.

Pero hay que reconocer que el uso de la perspectiva y la ilusión para crear rompecabezas alucinantes añade una capa extra de complejidad e intriga.

 

Temáticas y Conclusión

Como ya lo hemos mencionado, el juego nuevamente profundiza en temáticas como la salud mental, la mitología nórdica y el horror psicológico.

La exploración de la salud mental es central, continuando el trabajo pionero y original de su predecesor. El juego retrata las luchas de Senua con la psicosis de manera respetuosa. A través de la representación de alucinaciones, delirios y voces internas, el juego ofrece una visión conmovedora y empática de la condición de nuestra protagonista.

La mitología nórdica también es un tema importante, ya que el juego se basa en gran medida en mitos y leyendas antiguas para crear un mundo rico e inmersivo. La representación de dioses, monstruos y paisajes míticos es a la vez fiel al material original y con una interpretación creativa, ofreciendo a los jugadores una mezcla única de historia y fantasía. La precisión cultural e histórica de la representación de la mitología nórdica añade profundidad y autenticidad a la narrativa.

Mientras, el horror psicológico está presente en todo el juego, el que utiliza diversas técnicas para evocar una sensación de miedo e inquietud. La atmósfera del juego, diseño de sonido y los efectos visuales se unen para crear una experiencia escalofriante. Los elementos de horror psicológico no solo buscan impactar, sino que están profundamente ligados a la narrativa y los temas, realzando el impacto emocional del viaje de Senua.

Es un juego que en términos técnicos y artísticos descolla en todos los departamentos. Fácilmente, este podría ser el juego del año por madurez, aspectos de innovación técnica, narrativa y jugabilidad. Pero el juego es muy ambicioso en lo que quiere demostrar y eso, al final, le pasa un poco la cuenta: es un videojuego para usuarios ya curtidos y con paciencia.

El resto, a prepararse para una aventura fascinante, pero también pesadillesca.