

Este juego, realizado por el estudio ruso-norteamericano Saber Interactive, fue de aquellos proyectos que estuvieron en el papel por más tiempo del que uno hubiese querido.
Problemas varios durante su desarrollo se encargaron de llenarlo de rumores y fechas que se iban posponiendo. Hasta que finalmente le jueguito vio la luz y, bueno, todo finalmente fue mucho ruido y pocas nueces.
Pero las pocas nueces, digámoslo desde ya, no están nada de mal.
El Timeshift en un shooter de ciencia ficción en primera persona que se nutre de otros juegos que recorren la misma senda post apocalíptico-futurística, como la saga Half-Life. Pero con clima lluvioso.
En este caso, la historia y la ambientación del juego, si bien están logrados –sobretodo los escenarios al aire libre– no pasan de ser finalmente lugares genéricos para ejercitar disparos y explosiones.
De la misma manera, los enemigos son soldados humanos revestidos con gruesas armaduras, como ya se ha visto infinidad de veces. En ese sentido, se ha visto lo mismo, mejor hecho.
Pero la gran gracia del Timeshift es, como se nombre en inglés lo indica, la posibilidad de manipular el tiempo. Tal cual. Porque el cibernético traje del protagonista le permite al jugador ralentizar, detener o derechamente revertir el tiempo. Literalmente.
Este truquito, matizado con excelentes efectos especiales, es lo que le da el plus de originalidad al juego, al tener la posibilidad de contar con múltiples maneras de acercarte a tus enemigos y aniquilarlos sin que se den cuenta.
Lo mejor: robarles las armas y, una vez que el tiempo se restaura, ver sus caras de asombro al constatar que “alguien” le robó sus metralletas, para luego reventarles la cara de un escopetazo en la nariz. Notable.