Bola Extra marcando pauta. Hoy domingo, en el diario La Tercera, en la pág. 69 de su sección de Tendencias, aparece un artículo firmado por la gran Aída Worthington, en donde da muestra del fanatismo de otro grande, Pablo Aguayo, y su sensacional salón de flippers, conocido entre los amigos como el Shangri-La de Peñalolén.
Como se puede apreciar, los flippers no son solamente objetos de culto. Son parte de colecciones y el fanatismo hacia ellos está resurgiendo de a poco. Porque, claro, difícilmente se instalarán aracdes como en los ochentas, pero lentamente la idea va creciendo.
Es más, la idea final de Aguayo, a través de su sitio Flippers.cl, es crear nada menos qun club de flipperos y rememorar aquellas inolvidables tardes ochenteras, escuchando música ad hoc y gastando fichas como loco. Porque, si me preguntan, la mayoría de los videojuegos pasan de moda. Pero jugar a un Golden Arrow o a un Twilight Zone… nunca.