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Sega Dreamcast (It’s thinking): 10 años, aún de culto

Corría el verano boreal de 1999. Por esos días vivía en los EE.UU. y, un día, vi en la tele un comercial que me voló la cabeza. Era sobre la nueva consola de Sega, la Dreamcast. No sé por qué, pero el concepto tras ese comercial me hizo replantearme hacia dónde iban los videojuegos. Sin duda, hacia un mercado más adulto. Pero había más.

Por alguna extraña razón, más allá de sus atributos técnicos, la Dreamcast se asentó en el corazón gamer con mucho gusto, con éxito durante su lanzamiento (al menos en Occidente) y con una propuesta bastante novedosa en términos de carácter. La consola «pensaba». O eso era lo que Sega quería hacernos creer. Y funcionó. Por un tiempo, al menos.

De partida, ofrecía el doble de procesamiento gráfico (a 60 cuadros por segundo) que su competencia, ofrecía una potente biblioteca de títulos (cerca de 700) oh, and one more thing, tenía una novedad impensada: la posibilidad de conectarse en línea para que -oh!- la gente pudiera jugar entre sí a distancia. Magia! Nunca tanto, pero sí un gran avance.

Lanzada al mercado el 09/09/99, la Dreamcast logró vender 10.6 millones de unidades en todo el mundo. Es una cifra más bien inferior, comparado con otras consolas. Todo el mundo reconocía su superioridad.

Al año siguiente de su lanzamiento, las ventas aumentaron en un 156%, que incluso la posicionaron por sobre el Nintendo 64. Pero la entrada del PlayStation2 a fines del 2000 eclipsó el dominio inicial de la Dreamcast.

Así, en enero del 2001 Sega anunció que iba a finalizar la producción de la consola, a pesar de que aún quedaban decenas de títulos en espera. Lo irónico es que siguieron saliendo juegos para la Dreamcast, muchos años después. Es más: la consola en Japón siguió activa hasta el 2006.

De la lista de juegos insignia, hay para repartir a destajo: Crazy Taxi, Shenmue, Sonic Adventure (el más popular de la consola, con 2.5 millones de unidades vendidas), Virtua Tennis y tantos otros. Yo más bien vi todo esto a la pasada, lo reconozco, pero siempre me ha sorprendido el fanatismo hacia la consola. Porque al final terminé comprándome un PlayStation.