La semana pasada comentábamos que Falabella era la única de las grandes tiendas en tener disponible el ultra carísimo PS3 (que debutó esta semana en México), pero este fin de semana, Ripley publicó un aviso anunciando que también tiene disponible el PS3, y a un precio algo menor que en la casa italiana. El detalle es que hasta hoy domingo en la tarde, en la página web de Ripley no aparecía nada al respecto. Hmm.
Mientras tanto, no me deja de impresionar –y alegrarme– la cantidad de publicidad que están teniendo las consolas para las compras navideñas. Y ofertas, promociones, combos, etc. Como que todo el mundo debiera tener una consola. La que sea. Por mí, nada de malo con eso.
La lata se incrusta cuando se ve que algunas tiendas venden juegos a precios imposibles. ¿Un juego Wii a 50 mil pesos? Por favor. Microsoft en ese sentido la ha hecho de oro al tener un estricto plan de precios para sus productos que los hacen mucho más asequibles. O sea, ¿el Gears of War a 20 mil pesos? Todo bien.
En todo caso, el pastelito de la semana se lo mandó el popular Wii, de Nintendo. Pasó que la gente, entusiasmada jugando con el aparatito, mandaba volando el control wiimote a la misma tele (en un saque “virtual” de tenis, por ejemplo) o a la cabeza de algún incauto que pasaba por ahí.
El punto es que Nintendo reconoció el condoro y prestamente hizo devolución de las consolas –3.2 millones de unidades– para reemplazar el delgado cable de 0,6 mm por uno el doble más grueso.
La noticia tuvo una cobertura bastante inusitada. Salió prácticamente en todos los medios y hasta fue foto principal del portal de noticias Emol. Parece que hay un genuino interés en el tema. Lo bueno es que después de la locura de las fiestas de fin de año, la sicosis por las nuevas consolas debiera decantar hasta que los medios finalmente se centren en lo que realmente vale la pena: los juegos.
Mientras tanto, sigo dándole como caja al Saints Row.