En un nuevo ejercicio de nostalgia, la japonesa Konami revive un viejo y casi olvidado juego noventero de plataformas que tiene a uno de los íconos históricos de la animación como protagonista.
Por Alejandro Alaluf
De alguna manera, el pasado año 2023 lo podríamos considerar como el año de los remakes, remasterizaciones y porteos. Sólo entre marzo y junio, este tipo de juegos representaron nueve de los diez títulos mejor valorados de la temporada.
Hubo varios casos: la saga Resident Evil, las anunciadas remasterizaciones de The Last of Us, Dead Space, System Shock, etc. Hasta el viejo Kirby de Nintendo tuvo unas reediciones.
Hay más: la consultora Nielsen también descubrió hace un par de años que los ingresos digitales de los principales remakes de videojuegos casi se duplicaron durante el 2020 en comparación con el 2018, así que algo hay ahí.
Este resurgimiento ha llevado a la industria a denominar a esta era como ‘la edad dorada de los remakes y remasterizaciones’. Podría ser. Porque si nos detenemos a pensarlo, para bien o para mal, es algo muy cierto y que tien demanda y salida por parte de los usuarios.
Justamente el caso de este remake, originalmente publicado durante la segunda era dorada de los videojuegos en los 90s, y que aparece a pito de escopeta, es un muy buen ejemplo que grafica todo lo anterior.
Los Orígenes
Para quienes no lo conocen, Felix el Gato es un muy popular cómic creado en 1919, en los albores de este arte gráfico. El personaje fue desarrollado por Pat Sullivan y Otto Mesmer -aunque hay disputas al respecto- y su popularidad creció en plena era muda.
Fue el primer gran y popular personaje animado de la cultura pop, mucho antes que el Ratón Mickey o cualquier otro personaje Disney. Él y sus distimntos personajes fueron pore décadas parte de tiras de cómics en periódicos, dibujos animados y por supuesto, videojuegos.
Como decíamos, el juego de Felix, El Gato fue originalmente desarrollado en 1992 por la recordada desarrolladora japonesa Hudson Soft, famosa por títulos como el Bomberman, el Wonder Boy o ciertos títulos especiales para Nintendo, entre muchos otros más, para múltiples plataformas. Posteriormente cesó operaciones el 2012 y fue absorbida por Konami.
Efectivamente, este título fue exclusivo para la Nintendo Entertainment System y, un año después de su aparición en la popular consola, en 1993, fue posteriormente porteada para la GameBoy.
Esta sería la primera vez que Konami, hoy dueña de la licencia reedita estos títulos, que están disponibles para la Nintendo Switch y la PlayStation 4 y 5. La Xbox quedó ausente en esta ocasión.
El Juego
Lo primero que sorprende al cargar el juego y escuchar de fondo -en encantadores 8 bits- la clásica canción de la caricatura, es que este inmediatamente ofrece la opción de jugar el juego original para consolas, el porteo a portátiles e incluso la versión japonesa (en idioma nipón y todo).
En ese sentido, el golpe de nostalgia, especialmente para quienes se criaron con una NES, es directo al mentón. La música, las animaciones, las mecánicas de juego, todo.
Después de eso, y luego de arrancar algunos de los distintos modos, la experiencia es un bonito ejercicio de nostalgia, ya que el juego no ofrece mayores variaciones respecto a su idea y diseño original en 8 bits. El juego está pulido en los controles, pero éstos siguen siendo los mismos: saltos y ataque.
Además, como detalle, destaca que el juego ahora ofrece posibilidades de guardado (esto se agradece sobremanera), tamaño de pantallas, filtros y otros elementos cosméticos ofrecen una experiencia mucho más personalizada que antaño.
El concepto del título involucra nueve mundos distintos que el personaje debe recorrer con el fin de rescatar a Kitty, su novia en peligro, de las garras del malvado Profesor. Felix cuenta con su clásica bolsa de trucos, que irá bajando en poder en la medida que reciba un golpe. Si está al nivel más bajo y vuelve a ser golpeado, Felix perderá una vida.
El resto, lo que ya sabemos y hemos conocido a través de los años respecto al venerado e imperecedero género de los juegos clásicos de plataforma, en donde Mario y Nintendo siguen siendo reyes absolutos del género.
Por supuesto, cada mundo posee sus esperables características y dificultades temáticas y la estética recoge principalmente lo que la película de 1989 basada en la clásica serie animada de TV que estuvo al aire entre 1958 y 1960. Pero es un juego difícil, hay que decirlo.
Claro, es el encanto de rememorar por un rato épocas más sencillas y menos complejas. Al final del día, el juego no pasa a ser más que un buen y pulido ejercicio de nostalgia en 8 bits con un personaje que bien vale la pena sea conocido por las nuevas generaciones. Se lo merece.