El título de este post es la traducción de un artículo publicado en el blog de la Wired que trata sobre el tema gráfico de los personajes humanos en los videojuegos y cómo, en ese sentido, el juego del momento se parece mucho al imperecedero Donkey Kong.
Lógico, la comparación en principio suena muy rara. Pasa que el tipo que escibió el post compara al viejo clásico de Nintendo en cómo Shigeru Miyamoto tuvo que recurrir a ciertos artilugios para enmascarar las limitancias gráficas de la época.
Por ejemplo, Mario tenía un mostacho, porque el pixelaje prohibía hacer una boca más o menos «real». O como el gorro permite que todo el tema del pelo se omita, y así.
El post continúa con que esto hoy obviamente no es problema. Los personajes en los juegos actuales se ven asombrosamente casi humanos. Y es en el «casi» donde radica el problema. El autor se refiere a que el «casi» obliga a que los monos se vean raros. En donde monos que se ven increiblemente humanos, pero si uno se acerca un poco y los ve en detalle, se ven… incómodamente raros. Como si fueran zombies. Y es verdad. Incluso el efecto tiene un nombre en jerga técnica.
En ese sentido, el caso con el Bioshock es similar al Donkey Kong en lo siguiente: fuera de contadas excepciones, la interacción con seres humanos es prácticamente nula. casi no se ven durante la aventura. No hay espejos, por lo que el jugador nunca ve su propio avatar; los enemigos son principalmente mutantes y monos con escafandras gigantescas. Y las cabras chicas se supone que deben verse raras. Muy creativos y astutos, sí señor.
Este juego definitivamente va a dar mucho que hablar. Es que de verdad se ve increible. Yo te diría desde el Gears of War que no veía algo tan cool en la Xbox 360 (y se supone que la versión para PC se ve aún mejor). ¿Han visto lo increiblemente positiva que ha sido la crítica? ¿Que va a pasar entonces cuando salga el Halo 3, el Crysis y el Grand Theft Auto? Después de eso, va a ser difícil que los juegos bajen la guardia en el asunto gráfico, así que agárrense cabros, la cosa se viene juertona.