El tercer y cuarto día de los World Cyber Games 2009 se ha desarrollado con total normalidad y la cosa ya ha adquirido un carácter de estabilidad. En otras palabras, lo que se vivió el segundo día se ha vuelto replicar, lo que, por cierto, no quiere decir que la cosa se haya puesto fome.
Muy por el contrario, la electricidad en el aire se siente más fuerte que nunca y los gritos de felicidad cuando uno de los jugadores gana nunca dejan de sorprender. Sobre todo considerando que cada vez queda menos para las finales, este domingo.
Lo que sí, aprovechando la estadía y el status quo del evento, con la delegación chilena (dos personas y yo) hemos decidido recorrer parte de la ciudad de Chengdú, que es gigante. Al menos sus puntos más significativos.
Primero, algunas apreciaciones turísticas generales: los taxis son extremadamente baratos. Un viaje del New International Exhibit & Convention Center –donde se desarrollan los WCG–, y que está ubicado en la periferia de la ciudad, hacia la Plaza del Pueblo de Chengdú (nuestra Plaza de Armas) sale poco más de 4 dólares. Hablamos de un viaje de al menos 20 minutos. Notable.
Así, no es muy difícil llegar dónde uno quiera por poca plata. Lo malo: los taxistas no entiendan nada de inglés ni tampoco leen, por lo que hay que tener las direcciones listas en chino e indicarles con el dedo dónde se quiere ir. Lo otro complicado: pillar un taxi puede llegar a ser muy, muy difícil.
No sólo porque todos pasan ocupados, sino que también por el hecho de que al estar pendiente de que pase uno vacío, uno se ve a cada segundo pasado a llevar por una verdadera marejada humana de gente caminando, en bicicleta, motos y autos. Estresante.
Otra cosa: los chinos son los peores conductores del mundo –por lejos– y campeones por tocar innecesariamente la bocina. Es un milagro que no se vean más accidentes en las calles.
Ahora, más allá de las quejas, Chengdú es una ciudad extraordinaria que tiene de todo lo que uno se podría imaginar entro de la cultura china. De la pop -especialmente sus pandas– y también la tradicional.
Por un lado, el lugar está lleno de asombrosos templos milenarios llenos de mística y onda. Al estar ahí, uno entiende los escenarios de varios juegos de pelea que de todas maneras se deben haber inspirado en estos lugares.
Un detalle muy particular fue haber estado en el Museo de Ciencia y Tecnología Chino, detrás de una imponente estatua de Mao. Era como estar en un museo ambientado en los años60, pero con cosas modernas. Como el MIM chileno, pero chino. Muy, muy freak.
Y por otro lado, está toda la cosa comercial china. Especialmente la cosa techie, en el barrio de Tianfu. Para resumir: por favor imaginar un edificio de cinco pisos interconectado por escaleras mecánicas. Tipo mall. Pero en vez de tiendas, stands. Miles de stands.
En los pisos inferiores, espacios de marca: Sony, Dell, Samsung, Lenovo, LG, etc. Mientras se sube, digamos que la cosa se vuelve más informal. Pero hay de todo y para todos.
Cualquier chiche, gadget o pieza imaginable está disponible. De marca y/o made in China. Y a precios bastante convenientes, aunque tampoco para volverse loco.
Pero la guinda de la torta es el cuarto nivel. Ahí está el piso para gamers. En ese espacio están todas las necesidades cubiertas, especialmente para quienes aún juegan en sus PCs. De hecho, fue bastante común ver «modelos de prueba» corriendo en hi-specs el Modern Warfare 2.
Y sí, también había harta piratería, aunque en términos originales, yo diría que la PlayStation 3 acaparaba las vitrinas en relación a la Xbox 360. Acá en Asia, supongo, es donde se nota en serio la dominación de Sony frente a Microsoft.