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Películas Sobre Videojuegos

El otro día vi una película estrenada el año pasado en EE.UU. (por acá en Chile ni se asomó) que se llama Stay Alive. Era de terror adolescente, actuaba Frankie Muniz (!) y tenía a los videojuegos como eje central de la trama. ¿Era buena? No. Para nada.

Además, era media imbécil: se trataba de un grupo de chicos que jugaban en línea a un juego tipo Fatal Frame (que se veía bueno en pantalla), pero cuando morían en el juego, también lo hacían misteriosamente en la vida real. Onda un Freddy Krueger gamer. Yaaaaaa…

Stay Alive es de esas películas que le hacen un flaco favor al concepto de los videojuegos como algo que realmente merece ser tomado en serio por la industria del entertainment, en este caso, por el cine.

No me refiero a que este tipo de películas deban ser «serias». Sólo digo que tienen que tener corazón. Creerse el cuento y no ocuparlas como un mero gancho para atraer chicos a las salas. Stay Alive definitivamente no tenía corazón, pero hay otras películas que a mi juicio sí tienen alma gamer.

Acá va mi lista:

  • Tron, de Steven Lisberger (1982)

Cuando vi esta película, en el desparecido cine Huelén, debo haber tenido once o doce años y quedé chiflado. No lo podía creer. Estaba en plena luna de miel con el Atari 2600 y poder ver en el cine todo lo que uno se imaginaba que pasaba dentro de la consola. Era de otro planeta.

Además, nunca antes se habían visto esos efectos especiales tipo neón mezclados con sepia. El concepto era muy bueno también, con Jeff Bridges, que era dueño de un arcade increible y programador capo de videojuegos, que es succionado (digitalmente, claro) a un súpercomputador. El resto hay que verlo. Y disfrutarlo.

La película no es tan, tan buena, pero la experiencia visual es irrepetible. Aún 25 años después.

 

No mucho tiempo después vi Juegos de Guerra, en un recién inaugurado cine Pedro de Valdivia, con unos compañeros de curso, un inocente sábado por la tarde. Lógico: por esos días, los videojuegos y las computadoras (bueno, los Atari 800XL, los Commodore 64 y un par con Macs) eran nuestras vidas y no había mucho más.

Y ver que un escolar como uno (Matthew Broderick, a quien nunca le cambió la cara), hackeando la red del colegio para cambiar las notas y luego, en plena onda Pandilla Computarizada, se metía de puro aburrido a jugar con la red del sistema de defensa de los EE.UU., gatillando la Tercera Guerra Mundial con los rusos. Tipo Missile Command, pero a nivel continental.

Asombrosamente entretenida, esta fue una que marcó a toda una generación de computines y gamers.

 

Eran los días posteriores a El Hombre del Jardín y a Terminator 2 y la realidad virtual estaba totalmente de moda.

Edward Furlong (que desapareció del mapa) es un adolescente fanático de los videojuegos al que le llega la novedad del año: un juego de realidad virtual, en donde descubre que los asesinatos que se cometen el juego son reales. Onda Manhunt, pero cruzado -de nuevo- con Freddy Krugger.

En general, todas las películas de terror que se sustentan en videojuegos (justamente tipo Stay Alive) no funcionan mucho. Y generalmente son bastante tontas. Esta no es la excepción, pero me acuerdo que me gustó mucho cuando la vi en ese momento, por los detalles que mencioné al principio. Aunque tampoco se pierden de mucho.

 

Esta tiene que ser una de las películas que mas he gozado y que más me he repetido en el último tiempo. Es estúpida, pero increiblemente divertida. Un tipo de 36 años (Allen Covert, un clon stoner y medio looser de Mel Gibson) que trabaja como tester de videojuegos es forzado a vivir con su abuela (la vieja de Everybody Loves Raymond), que termina siendo seca para jugar.

Hay varios detalles que la hacen una película gamer imprescindible. La onda, el lugar de trabajo de los chicos (Briainasium!), los personajes, y Demonik, el juego orgullo del protagonista, que me encantaría ver de verdad (se veía muy cool).

Producida por Adam Sandler (de hecho, la mayoría del elenco son sus amigotes) la verdad, podría hablar horas de esta película.

 

  • Y la mejor de todas: eXistenZ (David Cronenberg, 1999)

David Cronenberg es uno de mis directores favoritos de la vida. Todo lo que ha hecho, sin excepciones, me raya. Fácil en mi top 5, junto con Woody Allen, Scorsese, Tarantino y Frank Capra (por mencionar los primeros que se me vienen a la cabeza, la lista es debatible). Y justamente eXistenZ es una de las que más me gustan. Porque tiene que ver con videojuegos, claro.

Trata acerca de una diseñadora estrella de videojuegos (Jennifer Jason Leigh, ¿qué pasó con ella?) que, testeando su nueva creación -lo que da el título a la película-, involucra a una serie de personajes en algo que no se distingue si es realidad o… cualquier otra cosa.

Jude Law, como el héroe con cara de gil, está perfecto. Los efectos especiales son como siemrpe alucinantes y el concepto te deja la cabeza dando vueltas.

La película es creativa, profunda, entretenida, rara, subliminal. Hipnotiza a ratos. Tiene de todo y cómo Cronenberg mete el tema de los videojuegos delata que el tipo tiene de verdad alma de gamer. Me encantaría hablar con él sobre videojuegos. Es más: si fuese diseñador, estoy seguro de que haría el juego del año.

Mención especial va para la emotiva El Último Guerrero Espacial (The Last Starfighter, Nick Castle, 1984), donde un cabro chico es llevado a pelear en una batalla cósmica tipo La Guerra de las Galaxias (pero con muchísimo menos presupuesto), por el sólo hecho de que el tipo era bueno para los videojuegos y por ende, bueno para manejar sofisticadas naves de combate.

Y eso sería.