Una de las combinaciones más ganadoras en videojuegos es la nostalgia y los juegos clásicos. Ochenteros si se quiere. Porque con clásicos me refiero a los juegos arcade que en los ochenta desfilaban por los Delta, Flipperlandia o los viejos Juegos Diana del centro de Santiago.
Acá en Bola Extra innumerables veces hemos cubierto las distintas formas que hay para volver a las andanzas ochenteras (donde todo era aparentemente más sencillo) en arcades y cómo esa nostalgia ha ido cultivando la cultura pop en torno a los videojuegos.
Y el tema sigue dando que hablar. Hace sólo unos días me llamaron del diario Las Últimas Noticias para preguntarme acerca de cómo funciona o, más bien, por qué sucede este fenómeno de nostalgia gamer. En mi humilde opinión, creo que todo se debe a que la gente que se crió jugando Atari o al NES guarda rememorar esos momentos felices con estos juegos.
Y claro, como ya son adultos con familia e hijos, la excusa cae perfecta. Lo mismo, creo, sucede un poco con la Wii. Y acá está el resultado de la nota, publicada el domingo pasado.
Ahora, si bien la nota no tiene mucho de novedad, es cierto que la nostalgia ochentera aún no deja de ser una pequeña mina de oro. Hace pocos días estuve con la gente de la tienda Genial, más conocidos por ser los importadores de los famosos TV Games.
Ya saben, esos jueguitos precargados que se conectan plug & play con cualquier televisor y voilá: juegos temáticos por compañía, de películas, series de TV, seudo emuladores del Atari 2600 y todo lo que sea posible para hacerle brillar los ojitos a cualquier persona post 30.
Porque se sabe: la nostalgia vende. Como esos coquetos calzoncillos estampados con los marcianos del Space Invaders que adornan esta página.