Clásicos·En Medios·Entrevistas·Videojuegos

Videojuegos y Nostalgia

Una de las combinaciones más ganadoras en videojuegos es la nostalgia y los juegos clásicos. Ochenteros si se quiere. Porque con clásicos me refiero a los juegos arcade que en los ochenta desfilaban por los Delta, Flipperlandia o los viejos Juegos Diana del centro de Santiago.

Pues bien, con un pie puesto firmemente en la década de los pantalones amsados y las zapatillas de caña alta, algunas marcas han querido aprovechar el vuelito nostálgico-generacional que provoca acordarse del Pac-Man o el Rally X.

Ahora, esto no es ninguna novedad. Los famosos TV Games ya están hace un par de años a la venta para emular tiempos acaso más dulces y sencillos en cuánto a entretención digital. Pero la onda sigue siendo moda. Al menos, eso es lo que cree Las Últimas Noticias. Más sobre el tema, después del salto…

Leer más

Clásicos·Entrevistas·Flippers

Breve Oda a los Arcades

¿Qué recuerdos tienen de los viejos arcades capitalinos? De los que me acuerdo cuando más-más chico son lugares como el Flamingos, en el Shopping de Vitacura (luego Flipperlandia), los Delta por todo Santiago, claro, los DIana en el centro. Pero hay uno en particular, que no me acuerdo cómo se llama, que estaba al lado del Bowling de Apoquindo, en un segundo piso, donde después funcionó la mítica Discola (donde no servían copete, sólo gaseosas) que le tengo un cariño especial. Ya, se me cayó pesao el carné, lo sé.

(UPDATE: Gracias a la inacabable trivia (y memoria) del señor Hernán Díaz T., hemos recordado el nombre del lugar: el Galaxy Bowl!)

El ambiente es imposible olvidarlo: cuasi oscuridad, explosión de luces y ruidos electrónicos, aire acondiciando a full, baldosas brillantes, paredes alformbradas, música disco y olor a década de los 70s. Eran pasillos eternos de máquinas, entre flippers y videos. Videos con muebles originales y todo. Pero también había otras máquinas. Las clásicas eran los taca-tacas y mis favoritas, las mesas de air hockey, una especie de ping-pong futurista sobre una superficie llena de hoyos que expulsaban aire. Genial. Los arcades eran geniales. Estar envuelto en ese miasma de estímulos eléctricos era fascinante. Mataría por un lugar así en Santiago. Sí, algunos malls tiene algo similar, pero nada se compara a lo que era antes.

Pero claro, en el primer mundo sí existen algunos arcades. En EE.UU. también son considerados objetos de nostalgia, pero los hay. Como las cadenas Gameworks o los Dave’n Busters, que son una especie de Chuck E. Cheese para adultos en el midwest y la costa oeste. También, se supone que en el área de Chicago está lleno de lugares que tiene videos y flippers, onda bares y pizzerías. Cómo en los ’80s.

Happy happy, joy joy: antes, uno iba a lugares como éste para entretenerse. Bueno, algo así. Ahora en Chile casi ya no existen, pero en EE.UU. sí.


Gamasutra hace poco le hizo una entrevista a Bill Cravens, hijo de Matt Cravens, un tipo que en los ochenta trabajó para la Capcom e introdujo al mercado occidental títulos tan emblemáticos como el Street Fighter II, Mr Do!, Final Fight y Super Punch Out, entre otros. Ahora, Matt lleva las reindas del negocio: Betson, uno de los más grandes distribuidores de maquinitas en EE.UU. Acá, cuenta en qué está el negocio en la tierra del tío Sam. A ver si alguien se tienta por acá…

Leer más

Clásicos·En Medios·Flippers·Noticias·Videojuegos

AMOA 2006: El Verdadero Flipperlandia

Cuando chico, uno de mis mayores placeres sociales era pasar una tarde entera con amigos en un arcade, que acá en Chile tuvieron el nombre genérico de Delta. Ir a los deltas. Gastarse unas fichas en los Deltas. Había montones, por todos lados, y en la playa también. Pero también había otros arcades, como Flipperlandia, los Gamecenters o los mismos Juegos Diana.

Si la memoria no me falla, la primera vez que pisé un arcade y puse cara de baboso fue a fines de los 70s. Tengo el recuerdo de ir de la mano con mi papá hacia el Shopping de Vitacura y desde lejos sentir una infinidad de ruiditos electrónicos.

Allí estaban los Flamingo (que luego pasaron a ser Flipperlandia) y al entrar, aún recuerdo la sensación mezcla entre aire acondicionado, muchas luces (por sobre una cierta luminosidad tenue del local), ruidos miles y una cierta onda media disco en el lugar. O sea, una sobre estimulación a los sentidos brutal. Y fascinante.

En general los arcades, es decir, esos salones repletos de flippers, videos, incluso juegos de mesa tipo Air Hockey, me recontraencantan. Siguiendo con la cosa nostálgica, recuerdo las idas "clandestinas"con mi abuelo a los Diana de Ahumada (los que acaban de cerrar) y un arcade que estaba al lado del desaparecido Bowling de Apoquindo, en el segundo piso, donde después estuvo (gasp!) la Discola. uno se perdía entre tanto juego. Pero claro, nada de eso existe hoy. Ni los Deltas ni nada.

En verdad, son lugares que desaparecieron hace mucho rato. Desde que durante los 90s las consolas se apoderaron del entretenimiento casero, ir a los flippers ya no tenía mucho sentido. Menos aún para las nuevas generaciones. Una pena, claro. Pero en EE.UU., que fue donde se masificaron durante los 70s y 80s (¿te acuerdas de la película Tron?), aún existen. Son escasos, pero los hay. En Japón, en cambio, los game centers todavía abundan.

Esto nos conduce a la AMOA, también conocida como la Amusement & Music Operators Association, feria que se realiza anualmente en EE.UU. y que este año tuvo lugar en Las Vegas (era que no) a fines de septiembre. A este lugar sí que me encantaría ir. Es como el stand de Japón en la FISA, en los 80s, cuando uno podía ver las novedades que meses después iban a estar en los Delta. Pero claro, acá está multiplicado por diez. Este año hubo 6.000 asistentes en la AMOA. Y hubo de todo.

¿Detalles? El sitio oficial de la última versión de la AMOA está aquí, y un buen reporte del sitio Retroblast, está por acá, con buenas fotos y todo.

Leer más