El impresionante momento que está viviendo Nvidia como compañía tecnológica sólo se condice que la incansable visión de futuro que… Leer más

El impresionante momento que está viviendo Nvidia como compañía tecnológica sólo se condice que la incansable visión de futuro que… Leer más
Esta columna apareció originalmente en la revista Qué Pasa, hace algunas semanas. Se refiere a mis comentarios iniciales durante la E3 2011. Tiene que ver más impresiones iniciales más que con un análisis posterior.
Pasó que en esta feria, la principal conferencia de videojuegos del mundo, los fabricantes presentaron sus mejores armas, y todas con algo en común: apuntan hacia la nube. No parece haber otro camino.
Tómenlo con un bonus track complementario a mis impresiones originales. La columna completa, después del salto…
Siempre me han gustado las revistas. De toda la vida. El concepto de una pequeña guía temática especializada que debiera salir religiosamente cada cierto tiempo no sólo es un placer de de tener en las manos y, de paso, la más deliciosa manera de informarnos de algún tema predilecto. Además, nos hacen sentir partícipes de algo mucho más grandes que nosotros. Y, también, que no estamos solos.
Obviamente, las revistas de videojuegos en particular poseen un especial espacio tanto en mi vida profesional como en la de fanático de los videojuegos. Tengo una colección nada despreciable que incluye revistas brasileras, españolas, inglesas y norteamericanas. Me faltan sólo algunas japonesas, como la Famitsu.
Pero si hasta cumplí mi sueño -de corta duración, lamentablemente- de tener mi propia publicación dedicada al tema. Duró poco, pero fue la primera revista de videojuegos hecha en Chile. Fue muy bueno, mientras duró.
Más tarde, este mismo blog dio noticia acerca de otras publicaciones próceres que fueron tristemente mordiendo el polvo (aunque algunas parecen ¿resucitar?). Y claro, si a eso se le suma la imparable oleada de blogs -como este mismo- que cubren de una manera mucho más dinámica y al día el tema, lógicamente la pregunta sobre si una revista especializada tiene sentido en el mundo de hoy se hace válida.
Mi humilde opinión, después del salto…
Consfesión: la primera vez que vi una mina en pelotas fue en una revista Playboy. Fue en la peluquería Yamil de las Torres de Tajamar y debo haber cerca de seis años. Me acuerdo, porque ya leía. Y la impresión, bueno, es importante y duradera. Por eso, a la revista del conejito le tengo un especial cariño que sólo es superado por la Penthouse, que significaba un paso más allá en atrevimiento erótico-fotográfico y, por ende, era un bien escaso.
Hoy es sabido que la revista Playboy ya no cuenta con el prestigio ni las ventas que solía tener antaño. Con un Hugh Hefner a punto de retirarse y la marca convertida en un ícono de nostalgia que sobrevive a punta de realities, al parecer el golpe de gracia podría ser la actual crisis económica que ha tenido un particular ensañamiento con las publicaciones en papel.
Entonces, uno de los posibles salvavidas podrían ser videojuegos. Algo casual, sencillo y ojalá que se pueda jugar directamente en el browser. Es así como ha nacido Playboy Manager…
Todos amamos las listas, ya lo sabemos. Así que sin mayores preámbulos, vaya a continuación un compendio de recuentos, countdowns, best of y todo eso.
A propósito, sus comentarios con los mejor del año son más que bienvenidos. Todo, después del salto…
Bad news. En una serie de rumores que venían gestándose hace ya unos meses, finalmente el grupo mediático Ziff -Davies confirmó el cierre de la clásica revista Electronic Gaming Monthly y, de paso, la venta del siempre sólido portal de videojuegos, 1Up.
El mismo conglomerado ya había hecho noticias hace algunos meses con el cierre de la vieja PC Magazine. Desde ese minuto, la EGM se transformó en una dead magazine walking.
Si me preguntan, no es un buen día para la comunidad gamer. Más detalles, después del salto…
¿Existen los flippers todavía? Claro que sí. Pero lógicamente no viven esos años de oro que experimentaron hasta no hace mucho, cuando decoraban largos pasillos de locales alrededor del país y en diversos arcades alrededor del mundo.
Hoy, es cierto, son objetos de culto y de colección. O tomados como nostálgicas referencias a décadas pasadas, como lo hace la serie Los 80s. Es cosa de pasearse por el centro de Santiago: salvo los clásicos Juegos Diana de San Diego o los que están en el caracol de calle Merced, donde antes había flippers ahora están esas odiosas máquinas tragamonedas.
Las consolas y la espectacularidad actual de los videojuegos son también competencia difícil para los flippers que aún subsisten en algunas salas de cine y locales cercanos a balnearios. Pero más complejo aún es el valor de un flipper actual: perfectamente puede superar los dos millones de pesos, con un funcionamiento que puede ser casi tan complejo como el de un automóvil.
Hoy, poquísimas compañías se dedican a la creación de pinballs. Las más clásicas, como Gottlieb, Williams o Bally cerraron o se han reinventado. Una que persiste es Stern. Basada en Melrose Park, Illinois, acaba de hacer noticia por el despido de gran parte de su mano de obra. La crisis, claro.
Eso, sin embargo, no quita que la fábrica siga manufacturando maquinitas, principalmente inspiradas en hits cinematográficos o televisivos: existen estupendas máquinas basadas en Batman, Piratas del Caribe, Spider-Man, Family Guy o Shrek.
¿El último chiche? Uno inspirado en la serie C.S.I. Y ya se sabe: si estás inmortalizado en un flipper, ya pasaste a la gloria absoluta.
Bonus track: un estupendo artículo publicado en The New York Times sobre la supervivencia de Stern en una inudstria moribunda. El comentario de Tim Arnold, un tipo que inauguró un Hall of Fame de flippers en Las Vegas, es lapidario: "no es que a la gente no le guste jugar flipper; es que no hay dónde jugarlos".
Estimados lectores de este pasquín digital,
Algunos ya se deben haber enterado, otros todavía no: me es triste tener que comunicarles que su revista favorita, CeroUno, considerada como "la revista más interesante que se esté haciendo en Chile", ha llegado a su fin. En realidad, no a su final-final, pero sí -por ahora- pasará a mantenerse criogenizada hasta nuevo aviso. Es triste, muy triste, pero así es.
Los motivos son varios y más bien domésticos, pero permítanme opinar que, en resumen, creo que se debió a una gran miopía comercial y ala poca fe por parte de algunos involucrados.
Por lo pronto, el número #9 de agosto, el último de esta primera etapa (espero), ya está a la venta en los mejores kioskos del país (es decir, los que la tengan en vitrina). Decidí llamar la edición "Oriente Pop", puesto que nos centramos en China (Olimpiadas y boom de crecimiento tecnológico), Japón (20 años de Akira, el manga más fundamental de todos los tiempos, escrito por el sin par Pancho Ortega) y Corea (por su fanatismo online, escrito por el gran Franco Iovi).
Pero además, hay artículos sobre chicas gamer y sus mejores juegos, cómo tener el home theater perfecto, elecciones municipales 2.0 (además de una entrevista al alcalde techie de Peñalolén, Claudio Orrego), a 10 años del Starcraft (a propósito de su anunciada secuela), gadgets, noticias, videojuegos y mucho más.
Si me preguntan, para mi gusto la revista ya estaba alcanzando un nivel de calidad y madurez de los que me sentía profundamente orgulloso. Por eso la pena de que el proyecto se acabe -perdón, se congele-, justo cuando la revista estaba saliendo como me la había imaginado en un principio. Pero calma, paciencia, que ya estamos en campaña para reflotarla. Y obviamente… se aceptan sugerencias.
Así es, boys and girls, este humilde redactor fue citado ampliamente en la edición de ayer sábado de la Revista del Sábado, de El Mercurio. Todo, a pito de videojuegos, por supuesto.
La idea del artículo, firmado por Ignacio Bazán, era centrarse en la evolución de los videojuegos hacia un público más adulto. Guitar Hero, juegos de karaoke y cosas así. Y bueno, además de algunas experiencias personales con amigos treintones y cosas así.
Si es de vuestro interés, el texto completo, por acá.
*****
Javiera Acevedo (23, actriz) es increíble. Pertenece a la categoría de chica que provoca miradas. Cuando me tocó hacer el, ejem, sacrificio de vivir en plan sport con el Wii Fit hablé con mi Editor y le solicité alguna clase de regalía. Al entregarme la opción de elegir quién sería mi compañera de foto no dudé en elegir al nuevo rostro de El Club de la Comedia, la chica que interpretó a la exquisita Kika Kuntsmann en Tres Son Multitud y ahora, preparándose para la ochentizada versión del clásico de Sony, That’s 70 Show. ¿La buena noticia? Tiene pasado gamer. ¿La mala? Esta pololeando.
– Javiera, enumérame tus gadgets.
Tengo este celular, un Samsung con bluetooth. Igual ocupo sólo lo básico, pero puedo subir canciones sin cables. También, hace un tiempo, me compré una cámara Olympus acuática y un Mac, por consejo de amigos diseñadores y fotógrafos, pensando en que iba a poder hacer cosas increíbles. Pero no logro entenderlo. Soy capa para buscar datos en Internet. En un PC soy seca. Pero no sé por qué me compré un Mac. ¡Soy una tonta! Mas encima, borro cosas sin querer. El día que lo odié fue cuando escribí un mail romántico y, no sé cómo, ¡se borro! Computador de mierda. Me carga el teclado y me cuesta usarlo.
– Mi enemigo Mac…
Sí. ¡Los odio! Me habían hablado maravillas y compré la pomá…
– ¿Tienes Facebook?
Sí, pero no lo ocupo. Porque aparece gente que no conoce. Además, como que todos se envician tanto con eso. Ya no puedes tener vida privada en Internet. Es un poco complicado. Yo cuido mi mail, por ejemplo. En eso confío. Eso sí, fui víctima de un hackeo en Messenger. Había gente que se había hecho pasar por mí, cuando recién empecé a salir en la tele. Me llegaban requests de tipos sin polera, medios pokemones, con nicks llenos de letras raras. Desde ese día, le tengo pánico al MSN.
– Te deben coquetear muchísimo los hombres. ¿Cómo te gustan?
Me gustan los hombres con sentido del humor. El que no lo trenga, conmigo esta muerto.
– ¿Y los adictos a los videojuegos?
Me agradan, pero no es exceso. Aguanto al que juega Playstation con otros amigos. Fútbol, ojala. No me gustan mucho los adictos al Counter Strike, por ejemplo. Una vez salí con un chico que jugaba demasiado y eso me terminó molestando.
– ¿Por qué?
Porque era mucho. “Son las 12, vamos a jugar al Counter!” ¡Lo encuentro atroz! ¡Iba a tarreos! “Oh, le di un con un shotgun!”, y se sentía increíble por que le daba un tiro en la cabeza a otro con una escopeta. Qué lata.
– Ok. ¿Y tus juegos favoritos?
Me gusta el Tetris y el Simon. Y tenía un computador en blanco y negro donde jugábamos con mi hermano al Buggie, que se trataba de unos camioncitos donde saltabas. A eso le pegaba. Mi colegio era súper tecnológico, el Colegio Alemán. También jugaba Super Mario World con una compañera de curso. Me encanta Yoshi. Y cuando chica, en las maquinitas de Algarrobo, me gustaba el Rally X.
– Yo soy de los que piensa que a las chicas lindas les molesta ser como son o tratan de ignorarlo. ¿Me equivoco?
Algunas veces, algunos días. Hay días en que amanezco poco segura y no me siento linda. Mil veces. Ahora (mira su reflejo en el espejo) me siento más o menos no más. Estoy como muy pálida…
– Estás loca, te ves increíble. ¿Estás viendo alguna serie en la tele?
Me gusto mucho Prision Break. Quiero que salga la cuarta temporada. También veo CQC, los matinales morbosos… Y una vez me vi en SQP.
– ¿Y fue muy fuerte?
No. Fue cortito y no pesqué mucho.
– ¿Y cuáles eran tus dibujos animados favoritos?
Las Tortugas Ninja, Ángel, la Niña de la Flores, los Thundercats, He-Man. ¡Me creía Sheera! También el Chavo del Ocho, pero no me gustaba Pipiripao. Ni tampoco Ronald McDonald, me da terror ese payaso.
– ¿Vas a hacer más cosas este año?
Si, voy a hacer el remake de That´s 70 Show, que en Chile se va a ambientar en los 80. Yo soy la hermana del protagonista, una mina muy perra.
– ¿Y qué tipo de personajes te gusta interpretar?
Me encantaría hacer de una mala muy mala, como la novia de Kill Bill o la enfermera (Daryl Hannah). El personaje bueno no me agrada tanto.
– ¿Y eres mala en la intimidad?
No.
– Me lo imaginaba. Se ve que eres muy dulce.
Así es. Por eso me gustaría ser villana. Uno siempre quiere ser lo que no es.
Da gusto caminar por una ciudad como Ciudad de México y percatarse cómo está operando una industria que cada día se agranda y clama por desarrollarse. Sólo el hecho de caminar por el centro y detenerse en los kioscos para darse cuenta no sólo de la gigantesca oferta de revistas disponible –al igual que en Buenos Aires–, sino también del detalle de cuántas revistas dedicadas a los videojuegos hay a la mano.
Se supone que hay algo así como dos docenas de publicaciones dedicadas a videojuegos, desde revistas “neutras” como Gamers, EGM México y probablemente la más importante de todas, Atomix (que este mes celebra su número 100). Después están todas las revistas dedicadas, del tipo Xbox Oficial Magazine, que no necesariamente es editada por Microsoft, sino que por fanáticos de la consola que ni se arrugan en decir que un juego es una basura. Da gusto.
Todo esto, sin contar la infinidad de blogs y publicaciones alternativas dedicadas al tema. Y programas de televisión.
Pero claro, donde más lo anterior se puede comprobar es en las tiendas. En el centro, en lugares como Sanborns y Mixup, y en centro comerciales, con tiendas como GamePlanet, entre muchas otras. Seamos justos: algo de eso comienza a verse –con agrado, no nos consta si con éxito– en nuestro país en ejemplos como las tiendas Gamers, ubicadas en el los malles del sector sur poniente de la ciudad o PlayWare, en el Apumanque.
Al igual que sus símiles originales, las tiendas son completamente dedicadas al negocio de la venta de videojuegos. Como complemento, venden consolas. Y nada más. Cero periféricos –excepto los estrictamente necesarios para las consolas- y, curiosamente, nada de juegos para PC. Supongo que asumen su público distintamente al gamer de PC. ¿Es ya tan así?
Lo que más me llamó la atención de estas tiendas, que al final son esencialmente iguales, con una leve, muye leve diferencia de precios, decoración y disponibilidad de títulos, es cómo le dan como caja al título de moda y al merchandising. En este caso, por ejemplo, al Grand Theft Auto IV, el Ninja Gaiden II o el Metal Gear 4: ediciones especiales, mucha publicidad, monos de cartón en la entrada y claro, teles con el demo del juego.
Curiosamente, me percate que muy poca gente entra a “jugar” la consola que está en demostración…
Al final, estas tiendas son como Blockbusters, pero dedicados a la venta de juegos en vez de películas. Y lo bueno, hay precios escalonados. En promedio, estamos hablando de precios que fluctúan entre los 70 y 80 pesos mexicanos (alrededor de 35 y 40 mil pesos chilenos) para los juegos nuevos y títulos más viejitos que pueden estar en ofertas de 40 pesos, es decir, algo así como 10 mil pesos chilenos. Y me refiero a títulos de hace un par de meses, no de un año atrás.
Ahora, claro, los juegos nuevos valen lo mismo que en nuestro país. Entonces la pregunta cae de cajón: ¿cómo es posible que un juego que está disponible a la vuelta de la esquina (EE.UU.) cueste lo mismo que en Chile, considerando el obvio gasto por distancia?
Videojuegos para los chavitos: ¿Me creería si le digo que esta foto fue sacada dentro de una tienda ancla mexicana? Así es, es el "corner" que le dedican en México a los videojuegos. Hmm, igual que acá en Chile.
El detalle es que no sólo existen varias tiendas dedicadas al tema (dos o tres por centro comercial, digamos). Además, hay que considerar a los espacios dedicados especialmente para el rubro. No estoy hablando de los rascas “corners” que ponen las grandes tiendas (muchas veces al lado de los juguetes para infantes, como pasa con cierta consola nipona) acá en Chile.
Allá, tiendas ancla como El Palacio de Hierro o las Tiendas Liverpool (similares a Falabella y París) poseen vastos espacios con gran disponibilidad y variedad de títulos, muchas veces con consolas en demo para jugar libremente. Acá los precios son un poco más caros que las tiendas que están a pocos metros, descritas más atrás, pero claro, estamos hablando de una “gran tienda”, facilidades de pago, cómodas cuotas, etc.
Son las ventajas no sólo de un mercado desarrollado, si no que también de un entendimiento general por parte del retail de cómo y cuánto se está gastando e invirtiendo en esta industria; algo que todavía falta por instalarse en nuestro país.
Para nadie es un secreto que la industria discográfica está pasando por su peor momento. Las ventas de discos compactos siguen cayendo año a año –Internet, torrents, servicios P2P y la piratería en general son lógicamente parte del problema– y, por otro lado, cuesta determinar qué artistas o géneros se van a perfilan por sobre otros. En general, existe una homogeneidad un tanto siniestra en los charts musicales, con olor a estancamiento. Al parecer, de verdad hay una crisis.
Pero a su vez, es común escuchar comentarios del tipo “hoy hay más música que nunca allá afuera”. Y puede ser verdad. Irónicamente, Internet ha sido uno de los principales factores de esta nueva forma de difusión, gracias a sitios comunitarios como MySpace y cómo no, a las miles de blogs dedicados al tema que postean links a torrents y mp3 como si el mundo se acabara mañana.
Para la industria, en todo caso, se abre una nueva ventana: los videojuegos. Vamos viendo. Por un lado, tenemos ejemplos como el de los vetustos Mötley Crüe, cuyo nuevo single fue descargado en el bazar online Xbox Live muchísimas veces más que en otras fuente de descarga como Amazon e incluso iTunes.
Por otro lado, están los colosales ejemplos de juegos como el Guitar Hero y el Rock Band, que funcionan casi como escuelas interactivas del rock- A eso sumémosle grupos que dedican juegos enteros a su música –como Aerosmith– o bandas que buscan capitalizar su música a través de discos enteros que se ponen a disposición de gamers alrededor del mundo para ser descargados. Legalmente.
Todavía más: el Grand Theft Auto IV, el juego sensación al que le damos una merecida cobertura en estas páginas, presenta el soundtrack más voluminoso de la historia: 214 canciones repartidas en 16 “estaciones de radio” y que próximamente podrán ser adquiridas en tiendas virtuales… a través del mismo juego.
Bienvenidos a CeroUno #7.