True story: la primer que escuche la palabra emulador fue de la boca de Leonardo Farkas. Fue a comienzos o mediados de los 80s, cuando el hoy millonario minero era conocido por ser en ese entonces el hombre orquesta favorito en fiestas y matrimonios judíos.
El tipo era un gran showman, nada que hacer. Y yo, como buen cabro chico, me deslumbraba con sus teclados y aparatos musicales electrónicos. Una vez me acerqué a él y me contó que uno de esos chiches raros que tenía era un emulador. "Sirve para copair sonidos", me dijo (o algo así) y procedió a mostrarme aplausos, ladridos y ruidos a través del teclado. Quedé loco.
Desde entonces, la emulación ha sido un concepto favorito. Especialmente cuando se trata de replicar viejos videojuegos a consolas antiguas. Este chiche es algo así como el ultimate retro gaming juggernaut. Los detalles, a continuación…