Confieso: soy fan de Metallica. O más bien, lo era. Lo fui. Hoy Metallica ya no me llama tanto la atención, aunque sí valoré que su último disco, Death Magnetic, es un tremendo camión de metal como sólo Ulrich & co. saben lograr. Pero ya.
En vez, en los 80s, la cosa era distinta. Todavía recuerdo ese primer caset de 90" con el Ride the Lightning a un lado (y el Reign in Blood de Slayer al otro), conseguido en plena era Rockshop, en Providencia. Esos días en que religiosamente, cada sábado en la mañana, uno iba con un puñado de amigos a intercambiar discos, parches, letras de canciones y a hacer "vida social". Aunque no, no tenía el pelo largo.
Para mí esos fueron los días de Metallica. Los días del Master of Puppets, de la sensible muerte de su bajista, el gran Cliff Burton, del Garage Days, de One. y ya entrados en los 90s, de la potente Enter Sandman. Good days, good days.
Y ahora, para regocijo de glorias pasadas, se viene un Guitar Hero completo dedicado a los de San Francisco…
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