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Ninja Gaiden II: Voy a Perder la Cabeza por tu Amor

La situación es la siguiente: estuve prácticamente todo el fin de semana jugando Ninja Gaiden II. Todo bien. El juego es apasionante, visualmente muy atractivo, entretenido, violento y todos esos comentarios que hacen disfruta un juego. Incluso, el juego ha tenido objetivamente buenos comentarios. Hasta ahi, todo bien.

El problema se poresenta a la hora de enfrentar a los bosses. Y claro, puede ser que al final de las primeras etapas no cueste tanto superarlos. Pero inevitablemente llegará un punto en donde no podrás pasar al boss de la etapa. Estamos hablando de que aún utilizando un faq o un cheat, y aún así no se puede superar.

En mi caso, ese maldito punto llegó al final de la tercera etapa del juego. Todo iba bien hasta que me tocó enfrentarme al boss de la tercera etapa, un tal Demon Train, una especie de monstruo metálico en forma de tren eléctrico, muy freak, y muy mañoso de matar. Lo intenté de varias maneras y nada, hasta ahora no he podido superarlo. Es más, me entero de que es el boss más apestoso de todo el juego, según opiniones de algunos foros.

¿Qué pasa? Pasa que simplemente llegas a un punto de frustración en donde simplemente no puydes seguir avanzando. Y tiras el control por la ventana y apagas la consola con rabia y todavía más frustración. Pasa el rato, te calmas. Quieres seguir jugando, saber qué nuevos escenarios y villanos aguradan. Pero no. Vuelves a pelear con el boss y te sigue machacando deonde mismo. Resultado: vuelves a tirar a la cresta el control y pones el Grand Theft Auto.

Voy a perder la cabeza por tu amor: los desmembramientos están a la orden del día en el Ninja Gaiden II. Y los cariuctarurescos chorros de sangre provocan alegría en el jugador. Lo que no provoca sonrisas es la a veces inaguantable dificultad del juego.


Pregunta: ¿cómo puede ser que considerando la actual arquitectura de un videojuego, éste pueda perder toda su vida útil debido a que un mono no te dejó avanzar más? O sea, ¿es ese el final del juego? No debiera ser. Si Team Ninja, desarrolladores del juego, hubiesen sido más considerados, en primer lugar quizás no deberían haber generado una curva de dificultad tan bruta; y segundo, hubisese sido lindo que existiera la posibilidad de proseguir por otro lado en caso de quedarse pegado. Como sí sucede con el Grand Theft Auto.

Ahora, no quiero que se me malinterprete: el juego es bueno. Incluso muy bueno. Pero es impresentable que a estas alturas del partido exista un valla que no te permita avanzar en el juego. Porque así, todos perdemos. Además que es un detalle tan noventrero

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Grand Theft Auto Manía (#8): Primeras Impresiones


Lo había prometido, y bueno, (casi) he cumplido. Dije que no escribiría más sobre el Grand Theft Auto IV hasta que lo tuviera en mis manos. Pues bien, ya lo tengo (yes!), en su gloriosa versión para Xbox 360, carátula con relieve y todo. Lo conseguí durante la hora de almuerzo del viernes y tuve que bancarme toda la tarde en la pega, ansiosísimo, hasta que me pude escapar a mi casa para jugarlo. Y de ahí no paré. Por un buen, buen rato. Y varias horas después, apenas puedo decir que recién estoy comenzando el juego. Vayan entonces las primeras impresiones, hoy sábado en la mañana.

Primero que nada, el juego es GTA puro, no adulterado. Tiene todo el espíritu de los capítulos anteriores y se nota que es un producto Rockstar. Y no es un salto ultra mega sofisticado, lo que se agradece (creo). Y en ese sentido, su look & feel es perfecto y balanceado para quienes querían ver algo novedoso, más brillante, más next-gen, e ideal para quienes se acerquen a la saga por primera vez. Tiene miles y miles de pequeños detalles, chistes, diálogos y elementos –en distintos niveles– que van a arrancar sonrisas durante varias partes del juego. Rockstar style, claro. ¡Si hasta Chile sale mencionado (para variar) en una de las escenas!


Pero seré quisquilloso. Partiendo de la base de que todo el juego se ve, escucha y siente como pocos y ninguno (no por nada ha tenido puntuaciones perfectas en todos lados), me detendré en tres detalles negativos que me han llamado la atención inicialmente, luego de varias horas de juego y… para variar un poco de tanta cosa positiva.

  1. La conducción: Esta es probablemente la parte más importante del juego: manejar. Y más allá de que los autos, las vistas cinemáticas y los detalles de Niko manejando son para babear, la conducción de los autos es sumamente complicada. Inestable. Los virajes son demasiado sensibles, aunque asumo que con más horas de juego la cosa será asimilada. Pero en principio, manejar es complicadísimo. Uno dobla y el auto se vuelca. Casi siempre.

  2. Subir escaleras: Claro, se puede escalar. Pero curiosamente, Rockstar eligió el modo más engorroso posible para subir una escala. Acercarse y apretar Y y Niko sube. Suena fácil, pero uno puede perder preciosos segundos hasta que finalmente el mono comienza a escalar.

  3. La cámara: Ah, la clásica queja de la saga. ¿Qué sería de un juego GTA sin problemas de cámara? Acá, increíblemente, vuelve a pasar. Entonces, existen muchas situaciones en donde no podremos ver lo que queremos, la cámara se vuelve loca, no se logra “apuntar” como se debe, etc.

Bad cops, bad cops: Acá, una instantánea de Niko escapando de los malos o los pacos pacos, cosa que pasa bien seguida en el juego. También es común que en la curva que viene, Niko se saque la cresta porque el auto se volcó.

Eso. Y aclaro: son detalles casi menores. El resto es perfecto: el soundtrack, la historia, los diálogos (insisto, unas joyas), el mismo personaje de Niko (digno de un Oscar) y especialmente, la ciudad. Es agobiante tanta “libertad”. Pero ojo, definitivamente esa sensación era muchísimo mayor con el San Andreas, cuyo territorio era todo un estado norteamericano.

Es más: en principio, la sensación inicial que me queda es que el juego se parece más al Saints Row (se viene secuela, cabros) que al San Andreas. Y no sé si eso es bueno, malo o qué. Pero detalles menores, créanme. El juego es un must, un evento que hay que conocer y un nuevo estándar a la hora de jugar videojuegos. Rockstar, alabado seas.

Ahora, si me permiten, he de volver al juego.

 

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[Reseña] Super Smash Bros. Brawl: Todo Vale

Por Mario Caruffo Madrid / Afrokid Administrador Wiichile.com

(Esta reseña sobre el juego más popular actualmente para el Nintendo Wii fue redactaba por el arriba suscrito, para la edición de abirl de la revista CeroUno. Mario se prestó gentilmente a colaborar, ya que a mí ni siquiera me mandaron un pantallazo del juego. Wena onda…)

Para los fanáticos de Nintendo, la espera llegó a su fin el domingo 9 de marzo. Ese día, con una afluencia de gente en las tiendas que pocas veces se ha podido ver con un videojuego, fue el lanzamiento de Super Smash Bros. Brawl, el juego de peleas insigne de Nintendo y uno de los más esperados del año pare el Wii. El fanatismo se tradujo en un millón de copias vendidas a dos días de su lanzamiento.

El juego ha alcanzado su popularidad no sólo por ser uno de los crossovers de videojuegos más grandes de la historia, sino también por tener un modo de juego muy simple, ya que contamos con dos botones de ataque, uno de salto y ya. Sobre esta base se van generando las combinaciones de combos y patadas. Esta tercera entrega de la serie destaca por su cantidad de personajes, incluyendo a íconos de otras empresas como son el caso de Solid Snake (Konami) y Sonic (Sega).

Si bien la jugabilidad es bastante conservadora en relación a sus anteriores entregas, tiene ciertos cambios que renuevan la dinámica haciendo el juego más balanceado. A pesar de que el mayor atractivo del Wii es su mando con sensor de movimiento, el juego no incluye ninguna optimización para éste, ni siquiera en los menús, lo que puede ser un punto negativo. Sin embargo, se agradece que no forzaran su implementación como ha ocurrido en otros juegos.

Se pueden elegir cuatro formas de batallar: con el mando clásico, Wiimote, Wiimote + Nunchuk y Gamecube Controller. Creo que todos aquellos que jugaron Melee se van a sentir más cómodos con ésta última opción, ya que mantiene la configuración de dicho juego. Porque si bien el Wiimote + Nunchuk es cómodo, requiere de una mayor curva de aprendizaje.

Todos contra todos: es la filosofía del juego. Nintendo, Sega, toda la carne a la parrilla. Y al parecer, por las hordas de fanáticos que tienen el juego, la cosa funciona bastante bien. Por mi parte, yo ni siquiera lo he podido ver en acción.

El valor de replay es increíble. Desde un sistema de trofeos (similar a los achievement de la Xbox 360), hasta la posibilidad de jugar clásicos cómo el Super Mario Bros, Super Metroid, Ice Climbers, etc. en sus versiones originales, durante un tiempo determinado. También destaca su banda sonora, una de las más grandes jamás vista, superando las 150 canciones, muchas de ellas con arreglos nuevos.

Pero lejos el mejor agregado es el “Subspace Emissary”, modo que nos trae remembranzas de los cada vez más extintos juego de plataformas horizontales, donde utilizando diferentes personajes del juego deberemos ir pasando etapas en solitario o en modo cooperativo, todo esto acompañado por secuencias de video de alta calidad que van narrando la historia.

Dentro de los aspectos negativos hay momentos de carga que a veces superan los 20 segundos, la nula optimización del wiimote y el no tener un mecanismo de voz chat en las peleas opacan un poco la performance del juego.

Smash Bros., es uno de los títulos potentes del 2008 y ha logrado sortear con éxito una tarea compleja el no quedar bajo la sombra del también popular Melee y continuar con el legado de la saga, la adición de peleas en línea (con un retraso o lag casi inexistente) y la cantidad de extras disponibles. Todo esto lo hace ser un título obligado y de lo mejor que tenemos actualmente para el catálogo del Nintendo Wii.

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[Reseña] Burnout Paradise: Highway Star

Había expectación. Ansiedad y por sobre todo, curiosidad. Por mi parte, al menos. Porque el popular título de carreras diseñado por Criterion, y que está orientado a gente que justamente NO le gustan los juegos de carrera tradicionales tipo Gran Turismo, daba un cualitativo salto para las actuales consolas. Y porque, bueno, es mi saga de juegos de carrera favorito.

Porque más allá de contar con el clásico tono de choques, velocidad extrema y destrucción automovilística que ha hecho de esta saga una favorita, hay un par de novedosos detalles: espacios abiertos (tipo Need for Speed) y jugabilidad online. Todo eso, claro, sobre la base de grandes mejorías gráficas y finísimos detalles a la hora de apreciar un auto estrellándose contra otro entre vidrios y fierros retorcidos. Aclaremos de inmediato: los gráficos de este nuevo Burnout son sobresalientes en ese sentido.


Pero es la libertad de manejar a donde a uno se le antoje y tomar las pruebas que uno guste es lo que hace que el título destaque entre los anteriores capítulos que poco innovaron el estilo.
Estilo de juego que nos encanta, seamos claros: porque se mantiene esa adrenalina de velocidad, las locas y agresivas carreras, los exuberantes choques y los escenarios exóticos de fondo. Lo que ya no están son los menús de carga, la selección de carreras y el avance por medallas obtenidas. En vez, estamos en Paradise City, ciudad abierta (que sí, algo tiene que ver con Guns n’ Roses).

Take me down to Paradise City where the grass is green and the girls are pretty: Así reza la canción, que adorna los títulos del juego. Pasto hay, pero chicas lindas no. Así que no se hagan ilusiones. Los autos están de miedo, eso sí.


En ella, conviven escenarios rurales y urbanos en amplios espacios, llenos de puentes, atajos, túneles y caminos secundarios. En algunos cruces y puntos se encuentran repartidos los eventos y las distintas carreras, 120 en total. No hay que clasificar ni nada: todo está disponible desde que se aprieta por primera vez el acelerador.

En palabras de Alex Ward, uno de los creadores del juego, es una “total reinvención de la franquicia”. Ahora existen condiciones climáticas y ciclos de noche y día que pueden alterar el desempeño al manejar. También, existen montones de datos, puntajes y estadísticas para tener todos los detalles a mano.

¿Parche curita?: No hay de qué preocuparse. Ningún ser humano conduce los autos en el juego. En serio. De hecho, los autos se manejan solos y no se ve ningún ser humano. En ninguna parte. Paradise City debe ser la ciduad más desierta y transitada del universo.

Pero también está el tema de la dificultad. Acá es donde el juego se puede escpara de las manos y puede llegar a transformarse en algo realmente frustrante: los choques, la sensibilidad, ver a cada rato cómo tu auto se hace maravillosamente añicos (las primeras 10 veces es choro; luego es una lata).

Y la pregunta del millón: ¿hay “Crash Mode”, acaso lo mejor del juego en donde chocar y cometer la mayor destrucción posible era la premisa? Sí y no. El tradicional “Crash Mode” ya no está, pero sí una nueva versión llamada “Showtime”, a la cual se puede acceder en cualquier momento del juego y que sí, resulta divertido ver cómo tu vehículo, cual bola de flipper, se mueve por las autopistas destruyendo autos. Pero al final, no iguala en destrucción al insuperable Crash Mode. Eso se echó de menos.

¡Echen pajaaaaa!: en la modalidad "stunt", el que rompe más leteros, se pega más vueltas y se manda más saltos, gana. El resto, derecho al hospital. Así que no inteneten esto en casa. O en la calle.


El juego ha tenido excelentes críticas y un buen puntaje en GameRankings, además de una muy buena recepción por parte del público, lo que automáticamente lo ensalza como el juego de carreras que hay que tener. Personalmente, el juego me enrabia repetidamente y he estado a punto de lanzar el control por la ventana. Pero pasa. Porque nunca chocar fue tan divertido y tan frustrante a la vez.

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Hellgate: Panic in the Streets of London

A pesar de que los fanáticos lo nieguen o no quieran reconocerlo, el PC está quedando relegado a juegos de nicho. Si antes el PC era una plataforma más, ahora se ha transformado en un bastión para simuladores, juegos de rol masivo y de estrategia. Ni siquiera los shooters en primera persona –género punta de lanza para los juegos para PC– ha podido resistir al atractivo poder y accesibilidad de una consola.

El caso del Hellgate: London confirma lo anterior: un juego exclusivo para PC, que eventualmente podría caer a las consolas, pero que se siente mucho más cómodo en un computador. Y cómo no, es justamente un juego de estrategia en tiempo real con toques de shooter en primera/tercera persona y de multiplayer masivo, con pagos de suscripción, formación de clanes y todo. El resultado final es interesante, a ratos entretenido, pero no impresiona. Cómo sí lo hizo, por ejemplo, el World in Conflict, aunque sean distintos entre sí.

Si bien el juego posee elementos para una campaña a solas, son los elementos en línea los que le sacan el jugo al juego. La premisa se ambienta en un Londres post apocalíptico. Es el año 2038 y la capital inglesa está dominada por diversos demonios que infestan calles, laberintos y zonas abiertas de la ciudad. Como buen juego de rol, el personaje que se elige para combatir los bichos dependerá de los gustos del jugador y las distintas clases disponibles. Además, el juego presenta un motor capaz de generar enemigos y mapas al azar, lo que le otorga una frescura única. Todo, gracias a la gente de Flagship Studios, los mismos creadores del popular saga Diablo.

Panic on the streets of Camden Town: mezcla de ciencia ficción con imaginería medieval, el Hellgate es sumamente atractivo, peo le falta un no se qué…

De hecho, muy similar en estructura al Diablo, pero enchulado para las nuevas generaciones, Hellgate: London es un juego específicamente diseñado para gente que aún se mantiene fiel y fanática de los juegos para PC, esa que prefiere un mouse y un teclado antes que un joypad. Y de que las hay, todavía las hay. Por mi parte, creo que ya voy en retirada.

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Mass Effect: Aventuras Interestelares

Hay que aclararlo de inmediato: el Mass Effect (Bioware / Microsoft Game Studios) es un juego grande. Gigantesco. Pantagruélico. Y en todo orden de cosas. Es probablemente lo más cercano a una novela gráfica interactiva que podamos ver esta temporada y con un universo tan rico en detalles que no tiene nada que envidiarle a, digamos, la saga de La Guerra de las Galaxias.

Así de profundo y complejo es el Mass Effect. Porque el juego, en lo que a dimensiones se refiere, genera un universo de espacios, personajes e historias que perfectamente podría llenar varios temas de cualquier saga de ciencia ficción. Porque eso es lo que es Mass Effect: una gran aventura de ciencia ficción.

Estamos en el año 2183 y vastas partes del universo han sido colonizadas por humanos y alienígenas que viven en una frágil cordialidad interestelar. El protagonista es el Comandante Shephard (o “Pastor”, obvio), quien, tras una misión de rutina que termina mal, debe convencer al Consejo de una amenaza galáctica que puede poner en jaque a varias razas y planetas. De hecho, es probablemente la única persona capaz de detener una gigantesca guerra que parece ser inevitable.

El nivel de detalles del juego es realmente impresionante. No sólo gráficos (el juego se ve realmente next generation, con escenarios, texturas de piel y ojos que se ven como nunca), si no que desde la extensiva personalización del personaje (al que se le puede modificar TODO) hasta los lejanos rincones del espacio a los que es posible viajar y explorar; el juego es inmenso, complejo y detallista. Bioware, los mismos creadores canadienses del clásico Knights of the Old Republic, de verdad se las mandaron.

No sé tú, pero yo: casi como una postal de Benetton, el Mass Effect se jacta de sus relaciones interespecies. Incluso, sexualmente hablando.


Y ese puede ser justamente el gran problema del juego. ¿Quién puede hoy en día disponer de tanto tiempo libre como para engancharse, descubrir y explorar todas las misiones y detalles que ofrece? Son fascinantes muchas, claro, pero el tiempo que pide el juego es demasiado.

Mass Effect sólo puede ser disfrutado en su totalidad por algún estudiante durante sus vacaciones de verano. O alguien con demasiado tiempo libre en sus manos. Y no es justo. Es un lujo, pero un lujo que sólo unos pocos se podrán dar. Pero si pueden, prepárense para la aventura más ñoña y fascinante de sus vidas. Ideal para fanáticos del Sci Fi Channel.

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Weekend RoundUp 02/12/07: Edición En Cada Paso Estás Tú


Terminé el Call of Duty 4. Excepcional juego. De verdad. Y junto con el Bioshock (que va de serio candidato a juego del año), el fps que más me ha satisfecho en el año. Entretenido, realmente tenso, atmosférico, con buenísimos gráficos (era que no), con gran arsenal de armas y una historia bastante inmersiva, aunque la campaña haya sido un tanto corta. Pero el modo arcade -que emula a un flipper, con vidas extra, multiplicadores de puntaje y todo- está ideal para jugar una partida al vuelo y alargar la vida útil del juego. Muy bueno. Prosigo ahora con el Assasin’s Creed

Pero de puro pegado, me conseguí la versión para Nintendo DS. No es que esperara mucho de ella, pero igual. Un fps es un fps. Sorpresivamente, todo comenzó excelentemente bien: gráficos pasables, un tono adecuado al juego original (aunque guardando las obvias distancias), buen uso de las pantallas (la acción arriba, el mapa abajo) y controles precisos y cómodos. Bien. Esto promete.

Comencé el tutorial muy entusiasmado al ver lo fluido que funcionaba todo. Pero todo llegó a un violento disco pare, cuando me tuve que enfrentar al primer puzzle del juego. ¿¡Un puzzle en un Call of Duty?!? What the f…?!? Y ojo, no es que los puzzles me molesten. De hecho, me gustan. Sobre todo en la DS y en el celular.

Pero si voy a jugar un Call of Duty, quiero matar soldados enemigos, no descifrar puzzles. Ni menos puzzles horrorosamente complicados como éstos. En serio, no pude pasar ni siquiera el primero. No lo entendí. No sé. Pero no pude pasarlo. Y ahí me quedé. frustrado y pegado en el tutorial, no porque un francotirador me volara la cabeza o un helicóptero me desmembrara. No. ¡Fue por un puto puzzle! No hay derecho. Así que chao, me puse a jugar el juego de Los Simpsons, que es el mejor. Juego. De plataformas. En la DS. Evah!

IN OTHER NEWS:

  • ECHADO POR CRITICAR MAL AL KANE & LYNCH: Ha sido la noticia de la semana. No es 100% confirmado, pero no hay que ser muy druida para darse cuenta qué sucedió. Es el cuento del huevo y la gallina una vez más, cuando Jeff Gerstsmann, Editor General de Gamespot por más de 10 años, fue despedido de su cargo presumiblemente -según fuentes generalmente confiables como Penny Arcade y Kotaku– por criticar mal el shooter en tercera persona Kane & Lynch, ediatdo por Eidos. El detalle: el sitio de Gamespot está empapleado hasta las cachas con publicidad del juego. Blogs, portales y sitios gamers le han dado a la historia como caja. Es que, claro, el tema da para debate.

    Sin ir más lejos, algo similar -pero sin despidos– pasó en Fayerwayer. El sitio del gran Leo Prieto cuenta hoy nada menos que con publicidad de Microsoft en su sitio, marca a la cual los fayerwayerianos le llaman cariñosamente "el monstruo de los tentáculos". El tema ha dado pie a una serie de cuestionamientos al respecto, pero Leo, honorablemente -en mi humilde opinión-, zanjó muy bien el tema.

    El polémico video de la crítica de Gerstmann, por acá. (vía Wired Game/Life)

  • EL PLAYSTATION 3 SUPERA A LA WII EN JAPÓN: Así es. Puede que el tema no llame mucho la atención, excepto por el pequeño-gran detalle de que es primera vez que esto sucede en tierras niponas. Y eso puede ser un poderoso indicador de lo que se viene en términos de industria. Se sabe, proque los japoneses son la matriz de este temita que nos apasiona tanto. El 2008 estará muy entretenido…
  • LISTAS Y MÁS LISTAS: Hacia tiempo que no posteaba listas, así que acá van un par: la primera, extraída de los feautures del portal 1Up, le dedica unas líneas a los juegos chantas (o turkeys) del último tiempo. Luego, vía, Pixfans, llegué a una página del sitio GT4 con los 20 mejores juegos gratis para descargar al PC. Otra más (no es que me queje). Yo altiro me matriculé con el America’s Army. Juego facistoide, pero gran fps (dicen). Ya veremos.
     
  • JOHNNY ROTTEN SE SALE DE MADRE: Es el video de la semana. Fue en el marco del lanzamiento del Guitar Hero III, en donde el ex líder y vocalista de los crusties Sex Pistols se le quema la última neurona y empieza a despotricar contra todo y todos. Incluido el público. Notable.


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Transformers: The Game: Menos de lo que Ves

Desde que los famosos robots transformables se hicieron masivos en nuestra cultura pop, por allá a mediados de los 80s, fue natural que los videojuegos fueran de la mano con el fenómeno. Porque una cosa era verlos, pero otra muy distinta era controlarlos. El Commodore 64 y el Sinclair ZX Spectrum fueron testigos de los primeros juegos basados en la serie televisiva y en los juguetes que Hasbro nos dio a conocer acá en Occidente. Pero esos juegos nunca estuvieron a la altura. Es más: eran bastante malos y poco creativos, dado el tremendo potencial que ofrece la franquicia: numerosos robots de distinto porte y tamaño, transformaciones en diversos vehículos y armas de grueso calibre a granel; lo más cercano a un sueño húmedo diurno masculino. De eso, poco y nada se vio en videojuegos durante esa década dorada.

La verdad sea dicha, de una media docena de títulos basados en la serie, sólo uno merece nuestro respeto: el Transformers (2004) creado para el PlayStation 2, y basado en la saga televisiva Armada. Entonces, tres años después, había expectación por un nuevo título de la saga, más aún considerando dos grandes factores: sería el primer juego para las consolas de nueva generación –lo que de cierta manera garantizaba que el juego fuese visualmente muy atractivo– y cómo no, la película. La de Michael Bay. La que todavía está en cines en este momento.

Ahora tenemos una nueva adaptación de película-evento a las consolas. A todas las consolas. Y con los mismos problemas de siempre: una historia corta y poco inspirada (¡a pesar de su fuente!), mecánicas de juego flojas y poco atractivas y una sensación general de que el juego se hizo con muy poco amor.

Porque si bien a la película de Bay se le pueden hacer múltiples críticas, al menos la cinta guardaba una cierta alma en donde uno podía llegar a emocionarse con tanta ñoñez y nostalgia con la que uno disfrutó cuando chico. Con el juego, eso no sucede.

La premisa básica del juego permite elegir campañas entre los dos bandos: Autobots y Decepticons. Si uno elije a los héroes, la historia sigue esa línea. Primero, comandando a Bumblebee a través de la ciudad y realizando labores menores (manejar del punto A al B) y luego con el resto, básicamente manejando y enfrentando a los Decepticons a lo largo del mapa. Es decir, transformarse, avanzar, transformarse de nuevo y pelear. Ad nauseam.

Autobots, transfórmense y adelante: pantallazo de la campaña Autobot. Créanme, se ve mucho más entretenido de lo que es.


Mientras, la campaña Decepticons es un poco más entretenida e intensa, ya que la premisa básica de esta parte es destruir. Tal como al comienzo de la película, encarnas a Blackout, quien debe destruir contrarreloj las inmediaciones militares en el desierto de Qatar con un atractivo arsenal de armas.

Luego, es lo mismo, pero con Skorponoc. Y así. Las campañas se alternan, hay algunas pequeñas misiones secundarias que ni siquiera vale la pena hacer y ya, estamos. ¿Entretiene? Claro que sí. Pero después de un fin de semana, ya estamos pensando en un próximo juego.

Gráficamente el juego satisface. No es algo para salir a la calle a gritar, pero los robots se ven bien, los detalles son rigurosos, las luces y sombras están a la altura y la ciudad, en general, se ve realista. Como es de esperar y como es la tendencia en la nueva generación de juegos, los escenarios son totalmente destructibles.

Y si bien el entorno responde con realismo ante los golpes y explosiones, la destructibilidad salpica demasiado y va en bloques demasiado gruesos. Eso le resta credibilidad a todo lo anterior. Y es altamente confuso. Más aún, si a eso le agregamos una cámara que, más que ayudar, confunde aún más la experiencia, tenemos un juego que lamentablemente tendrá que pasar a engrosar el baúl de los juegos-fomes-basados-en-películas.

Como sea, el juego obtuvo en GameRankings una puntuación que va entre el 50% y el 60%, siendo la versión para PSP la con peor puntuación (50.1%) y la versión para PC (60.6%), la mejor. Para más detalles, clickear por acá. Y el home del juego, por acá.

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SWAT 4: El Brazo Largo de la Ley


Este juego es viejo, pero igual vale la pena comentarlo. La reseña salió publicada en el actual número de la revista Rolling Stone (la con Homero en la portada).

El número anterior comentábamos la buena salud que viven los siempre atractivos shooters en primera persona –o fps– en el mundo de los computadores personales, que hasta ahora siguen siendo la mejor plataforma disponible para jugarlos. Se sabe: esa irreplicable combinación de teclado y mouse –y en general, mejores gráficos– hacen que la experiencia sea mucho más satisfactoria que en consolas.

La gran diferencia con los títulos clásicos de fps –Doom, Quake, Unreal, CounterStrike, Half-Life 2– es que en esta ocasión los disparos no son a mansalva. Hay que pensar un poquito. Detenerse y analizar situaciones. Tampoco hay escenarios futuristas ni de ciencia-ficción. Y mucho menos monstruos ni demonios espaciales. Acá los malos son seres humanos. Bueno, patos malos. Y la idea no es avanzar y disparar como energúmenos. No negaremos que eso es entretenido, pero este juego ofrece otra modalidad: la del shooter táctico. Con estrategia. Como los juegos de Tom Clancy tipo Rainbow Six, el Ghost Recon o la saga Delta Force.

Tu personaje y tu equipo son integrantes de una unidad SWAT. Tú eres el líder, claro. La misma de las películas y que claro, existe en los EE.UU. Como tal, acá, la idea es que si te vas a enfrentar a una balacera, rehenes o amenzas de bomba, lo hagas de la manera más discreta posible. Ojalá que nadie salga herido. Es más: el juego te anima a que no ocupes armas letales para doblegar y arrestar a los malos. Tú eres el que comanda las distintas órdenes a tus cuatro compañeros virtuales, así que tú decides. Y no hay espacio para errores. Es más, las misiones se van pasando de acuerdo a un sistema de puntuación, en donde se te descuentan puntos por no arrestar a los malos o por matar civiles. En ese sentido, el nivel de tensión antes de entrar a un escenario es máximo.

Me da un whopper doble por favor: ser piola y pasar inadvertido es la consigna de este fps táctico-estrtégico- policial.

Pero al mismo tiempo, el juego puede llegar a ser tremendamente frustrante. Las distintas circunstancias alrededor de un caso pueden ser tales, y las órdenes demasiado precisas, que fallar –no por que te maten, sino porque no logras el objetivo que te pide el juego– puede ser más común de lo que uno espera. Sobre todo si el dedo en el gatillo es más rápido que el pensamiento.

Al juego no le fue nada de mal al momento de ser comentado. En GameRankings, el Swat 4 tiene una nota que alcnaza el 85%. Nada de mal. Popr acá está el home.

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Tenchu Z: Silencioso y Mortal (y Fome)

En el amplio mundo de los videojuegos, los ninjas siempre han sido protagonistas de varios títulos y aventuras varias que van desde clásicos arcade como el Dragon Ninja o el Shinobi a sagas más estables como la del Ninja Gaiden o ésta, la del Tenchu, que en japonés quiere decir “castigo del cielo”. Whatever.

El caso es que esta saga, a diferencia de su contrincante clásico, el Ninja Gaiden, no funciona como un juego de acción puro. En vez, se centra en el arte mismo del ninjitsu tradicional, es decir, actuar y atacar sigilosamente sin que nadie te pueda ver. Casi como si fueras invisible. Y ese es justamente el punto de este juego, que se apoya en otros juegos stealth como la saga Metal Gear Solid. Pero acá estamos en medio del Japón feudal, donde también se entrecruzan elementos fantásticos y típicos de la mitología nipona en la historia.

La serie comenzó con el PlayStation original y actualmente hay varios títulos disponibles para la Xbox y las consolas portátiles. El Tenchu Z es la última adición a la franquicia y el ocatvo en la serie.

En esta nueva versión, exclusiva para la Xbox 360, vuelves a comandar a uno de los dos protagonistas de la serie en medio de una guerra civil entre clanes feudales. Entre dojos, bosques y azoteas, la idea es sorprender a los enemigos y rebanarlos con la katana –u otras armas–, entre misiones secundarias que involucran a traficantes de opio, mercaderes corruptos y monjes pervertidos.

La jugabilidad y el comando de los protagonistas son extremadamente técnicos, porque claro, la idea es que no te descubran. Entonces hay que ocupar mucho las sombras y cubrirse. Todo el rato, aunque si quieres ir repartiendo sablazos a mansalva… también funciona. Y si bien las fórmulas de ataque son más o menos satisfactorias (lo serán aún más para los fanáticos de la serie) finalmente los resultados cansan rápidamente, debido a una cierta monotonía en las acciones. En otras palabras, al poco rato de jugar, el Tenchu Z peca de fome.

¿Sientes como se hunde?: Diría que hay que tener una paciencia oriental para poder disfrutar este juego en clave stealth que definitivamente no satisface.


Pero quizás lo más grave de todo es la mediocridad gráfica del juego. Uno asume que ya a casi un año de haber comenzado esta nueva generación de consolas, exista una media mínima de calidad gráfica. Esa que no te permita decir: “esto se vería igual en un PlayStation 2”. Eso acá no sucede. Y a estas alturas, eso es imperdonable.

El juego tuvo una puntuación de un 58.6% en GameRankings, que creo está bien merecida. El home del juego, en todo caso, por acá.

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F.E.A.R.: I Ssee Dead People

Salvo excepciones, se sabe que los fps (en inglés, first person shooters) son juegos que gozan particularmente de buena salud en la plataforma PC. La abundancia de títulos es generosa (mucho más, al lado de lo disponible para consolas), la jugabilidad adquiere una dimensión totalmente nueva gracias al uso conjunto del mouse y el teclado y en general, los gráficos son superiores (hasta ahora al menos, ¿ya vieron el Crysis?). Ejemplos hay varios: desde clásicos como el Doom, el Quake y el Unreal, a joyitas más nuevas como la saga Half-Life o los shooters bélicos tipo Call of Duty.

Así, el F.E.A.R. (cuya sigla se refiere a ti, porque eres una unidad de first encounter assault recon) se inscribe como un potente y atmosférico shooter en primera persona que guarda algo de semejanza ambiental con las aventuras de Gordon Freeman en el Half-Life 2, pero con un twist: si bien el objetivo es contener un misterioso fenómeno paranormal y aniquilar un ejército de soldados clones en un lóbrego escenario cuasi futurista, el detalle es que estos ingredientes están mezclado con una fuerte dosis de película de horror oriental al más puro estilo El Aro. Resulta que a medida que la historia avanza y vas recogiendo complejas (y muy entretenidas) armas, se entrecruza una fantasmagórica chiquilla que susurra y se aparece a pito de nada.

El resultado es inquietante. No se sabe de dónde diablos aparece la cría y por qué. Luego, vuelve a hacerlo. Y de nuevo. Y comienza asentarse una curiosa sensación de angustia y hasta horror. Es raro. Inquietante. Porque es un shooter, donde a lo más, te sube la adrenalina. Eso, aclaremos, es positivo. Sobretodo en un género que generalmente, también, cae en lo repetitivo de sus historias. Si a eso le sumamos características en bullet time (cámara lenta) y un interesante arsenal de armas (esa arma de partículas es insuperable) y escenarios (que sí, a la larga se hacen repetitivos), tenemos un shooter en verdad descollante.

Doom + Half-Life 2 x horror japonés = uno de los mejores fps disponibles actualmente.


El juego fue estrenado originalmente para PC el 2005 y recibió elogios unánimes. Un año después, vino el traspaso para la Xbox 360, cosa que hizo de manera bastante fiel y sin mayores variaciones visuales gracias a su potencial en alta definición. Y ahora ha llegado la versión para PlayStation 3. La sorpresa es que considerando todo los petardos técnicos en el currículum de la PS3 (incluyendo su cacareado procesador Cell), ésta es la versión que peor traslada la ambientación y gráfica del juego original para PC.

¿Difícil de creer? Puede ser. Y si quedan dudas, es cosa de buscar las comparaciones disponibles en Youtube para salir de cualquier incertidumbre. Se sabe: ver para creer. El home del juego está por acá. Como siempre, esta reseña apareció originalmente en la revista Rolling Stone.

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Shrek The Third: Ogros verdes Pedorros

Lo hemos comentado varias veces. El combo película taquillera/videojuego ya no es ninguna novedad. Tampoco es novedad que estos juegos la mayoría de las veces sean mediocres versiones que a lo más sirvan como material para descarga. De internet, digo. Y el caso de Shrek the Third es justamente ese, amén de que –reconozcámoslo- los títulos inspirados en el ogro verde de Dreamworks nunca han sido del todo destacables (¿Shrek Super Slam? Por favor). Ahora, como la película es apuesta segura, es lógico que el juego, por defecto, también lo sea.

En este tercer volumen con las aventuras de los personajes de la saga (además de algunos cameos sorpresa), la historia –dividida en 20 niveles– sigue los pasos de su versión fílmica, en donde Shrek y sus amigos deben ir en busca de un nuevo líder que gobierne el reino de Muy Muy Lejos.

Primero, aclaremos que el juego es esencialmente para niños. Para el primo chico. O el sobrino. Pero también para papis. Es un juego de plataforma absolutamente family-friendly, por supuesto en tercera persona, donde se pueden seleccionar los diversos personajes del filme, además del mismo Shrek. Todos con sus particulares habilidades

Segundo, el juego se ve bien. No es en absoluto una réplica de cómo se ve la película, pero el juego se ve bien. Aceptable. Agradable. Sobretodo la versión para Xbox 360, aunque eso es obvio. Como así también deducir que la versión para Wii es la más “entrete” gracias a la funcionalidad del wiimote. Los diálogos están ok, algunos son graciosos, pero hay demasiado ruido genérico que se repite demasiado y cansa al poco rato. Un buen detalle es que a diferencia de lo clásico en estos juegos, la barra de energía es reemplazada por un sistema que nubla la pantalla a media que recibimos daño. Y si nos alejamos, recobramos energía, muy en la onda del Call of Duty.

Un, dos tres, momia es: Shrek y su doble teatral se encuentran en el mundo de Muy, Muy Lejos. Donde los videojuegos son genéricos y poco inspirados.


La dinámica es típica: hay que juntar monedas, recoger objetos secretos, pegarle a cajas y a enemigos de fábrica, etc. Además, el camino está salpicado de sencillos puzzles y fluidas mecánicas de pelea, que a ratos son simpáticas. Sólo a ratos. A propósito, se mantiene el humor de baño de las películas –para bien o para mal. En ese sentido, si no se está en el target del juego, igual se puede jugar por un corto periodo y sonreír a ratos con el humor y los diálogos de los personajes. Si no, mejor jugar al Spider-Man 3, uno de los pocos ejemplos donde el juego supera a la película. Porque acá, eso no sucede.

El juego, como era de esperar no ha tenido muy buenos comentarios. El puntaje promedio que sacó el juego fue de 57. Mediocre, para mi gusto. Finalmente, el home del juego se encuentra por acá. (Este comentario, como todas las reseñas, es un artículo publicado originalmente en la revista Rolling Stone)

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