Salvo excepciones, se sabe que los fps (en inglés, first person shooters) son juegos que gozan particularmente de buena salud en
Así, el F.E.A.R. (cuya sigla se refiere a ti, porque eres una unidad de first encounter assault recon) se inscribe como un potente y atmosférico shooter en primera persona que guarda algo de semejanza ambiental con las aventuras de Gordon Freeman en el Half-Life 2, pero con un twist: si bien el objetivo es contener un misterioso fenómeno paranormal y aniquilar un ejército de soldados clones en un lóbrego escenario cuasi futurista, el detalle es que estos ingredientes están mezclado con una fuerte dosis de película de horror oriental al más puro estilo El Aro. Resulta que a medida que la historia avanza y vas recogiendo complejas (y muy entretenidas) armas, se entrecruza una fantasmagórica chiquilla que susurra y se aparece a pito de nada.
El resultado es inquietante. No se sabe de dónde diablos aparece la cría y por qué. Luego, vuelve a hacerlo. Y de nuevo. Y comienza asentarse una curiosa sensación de angustia y hasta horror. Es raro. Inquietante. Porque es un shooter, donde a lo más, te sube
Doom + Half-Life 2 x horror japonés = uno de los mejores fps disponibles actualmente.
El juego fue estrenado originalmente para PC el 2005 y recibió elogios unánimes. Un año después, vino el traspaso para la Xbox 360, cosa que hizo de manera bastante fiel y sin mayores variaciones visuales gracias a su potencial en alta definición. Y ahora ha llegado la versión para PlayStation 3. La sorpresa es que considerando todo los petardos técnicos en el currículum de la PS3 (incluyendo su cacareado procesador Cell), ésta es la versión que peor traslada la ambientación y gráfica del juego original para PC.
¿Difícil de creer? Puede ser. Y si quedan dudas, es cosa de buscar las comparaciones disponibles en Youtube para salir de cualquier incertidumbre. Se sabe: ver para creer. El home del juego está por acá. Como siempre, esta reseña apareció originalmente en la revista Rolling Stone.