Lo hemos comentado varias veces. El combo película taquillera/videojuego ya no es ninguna novedad. Tampoco es novedad que estos juegos la mayoría de las veces sean mediocres versiones que a lo más sirvan como material para descarga. De internet, digo. Y el caso de Shrek the Third es justamente ese, amén de que –reconozcámoslo- los títulos inspirados en el ogro verde de Dreamworks nunca han sido del todo destacables (¿Shrek Super Slam? Por favor). Ahora, como la película es apuesta segura, es lógico que el juego, por defecto, también lo sea.
En este tercer volumen con las aventuras de los personajes de la saga (además de algunos cameos sorpresa), la historia –dividida en 20 niveles– sigue los pasos de su versión fílmica, en donde Shrek y sus amigos deben ir en busca de un nuevo líder que gobierne el reino de Muy Muy Lejos.
Primero, aclaremos que el juego es esencialmente para niños. Para el primo chico. O el sobrino. Pero también para papis. Es un juego de plataforma absolutamente family-friendly, por supuesto en tercera persona, donde se pueden seleccionar los diversos personajes del filme, además del mismo Shrek. Todos con sus particulares habilidades
Segundo, el juego se ve bien. No es en absoluto una réplica de cómo se ve la película, pero el juego se ve bien. Aceptable. Agradable. Sobretodo la versión para Xbox 360, aunque eso es obvio. Como así también deducir que la versión para Wii es la más “entrete” gracias a la funcionalidad del wiimote. Los diálogos están ok, algunos son graciosos, pero hay demasiado ruido genérico que se repite demasiado y cansa al poco rato. Un buen detalle es que a diferencia de lo clásico en estos juegos, la barra de energía es reemplazada por un sistema que nubla la pantalla a media que recibimos daño. Y si nos alejamos, recobramos energía, muy en la onda del Call of Duty.
Un, dos tres, momia es: Shrek y su doble teatral se encuentran en el mundo de Muy, Muy Lejos. Donde los videojuegos son genéricos y poco inspirados.
La dinámica es típica: hay que juntar monedas, recoger objetos secretos, pegarle a cajas y a enemigos de fábrica, etc. Además, el camino está salpicado de sencillos puzzles y fluidas mecánicas de pelea, que a ratos son simpáticas. Sólo a ratos. A propósito, se mantiene el humor de baño de las películas –para bien o para mal. En ese sentido, si no se está en el target del juego, igual se puede jugar por un corto periodo y sonreír a ratos con el humor y los diálogos de los personajes. Si no, mejor jugar al Spider-Man 3, uno de los pocos ejemplos donde el juego supera a la película. Porque acá, eso no sucede.
El juego, como era de esperar no ha tenido muy buenos comentarios. El puntaje promedio que sacó el juego fue de 57. Mediocre, para mi gusto. Finalmente, el home del juego se encuentra por acá. (Este comentario, como todas las reseñas, es un artículo publicado originalmente en la revista Rolling Stone)
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