Clásicos·Videojuegos

Shmups: Por Qué Nos Gusta Tanto Matar Marcianitos


A través del portal ClassicGaming, me enteré de que en EE.UU. van a organizar una competencia dedidacada a los shmups en la ciudad de Oconomowoc (sic), Wisconsin. Organizado por un grupo de gente, entre ellos el blog dedicado a este género, Shoot the Core, la idera es pillar al mejor jugador de esto estilo en el mundo. (Por si te interesa, las bases están por acá).

Pero, ¿a los qué? ¿Shqué?!?… Tranquilidad. Los shmups se refieren a los shoot’em ups. Ya sabes, esos juegos donde desde a una nave matas marcianitos. Porque desde la época del cuasi estático Space Invaders y su ominosa música a lo Tiburón, matar marcianitos se ha transformado casi en un, eh, estilo de vida. Para algunos, al menos. Gente que uno conoce por ahí… El punto es que estos shooters sí que tienen harto cuento. Es más, son considerados como un género propio, al que se le denomina “shmups”, apócrifo de “shoot’em up”.

Y me quise tomar la molestia de hacer un breve recorrdio personal, de acuerdo a mi exposición en el género, sobre los shmups que me ha tocado jugar. Son hartos, así que lo haré en al menos dos partes. Y me di cuenta que el fanatismo hacia el género es bastante extenso, con una cuantiosa lista de sitios que honrar e informan sobre el tema. De hecho, si buscan una historia cronológica exhaustiva sobre el tema, hagan click por acá. Pero más rato.

Pero ¿qué hace que un shoot’em up -shmup de ahora en adelante- califique como shmup? Bueno, hay ciertas teorías. O clichés. Una detallada lista al respecto puede ser pillada por acá. Ahora, vamos a la historia.

Variaciones dentro de este subgénero hay muchas, pero sí podríamos estar de acuerdo en mencionar al ultramegaclásico Space Invaders (Taito, 1978) como el papá de estos títulos. Si bien al Spacewar! se le considera no sólo el primer shooter per se, sino que también el primer videojuego de la historia, podemos considerar al Space Invaders como el más tradicional de los shmups clásicos.

Pero claro, con todas las innovaciones tecnológicas en 3D, pensar en un shooter tradicional hoy en día sería un poco ingenuo. Pero eso no quita lo bien que uno lo pasaba disparando sin cesar, toda una tarde, agarrando power ups y esquivando lluvias de balas.

¿El concepto principal? Una nave espacial o avión de combate (casi siempre en punta, casi siempre azul y rojo el segundo jugador) avanzando por el espacio (o lo que la imaginación dictaba) disparando sin parar a un ejército de bichos de distintos calibre y forma. Todo, mientras se esquiva una verdadera coreografía de balas. Muy sencillo. Días felices.

¡Un, dos, tres, momia es!: En un Delta de Valparaíso había un cartel que decía: "los videojuegos estimulan la coordinación psicomotriz". Yo lo creía. Aún lo creo. En el Space Invaders, como en cualquier videojuego, si no eres coordinado, no llegas ni a la esquina.


Pero hagamos más memoria. Principios de los ochenta. Luego del boom de los marcianitos monocromáticos que descendían, comenzaron a aparecer diferentes versiones del mismo cuento. Por esos días, recuerdo cuando un amigo me dijo: “hay un juego nuevo, es como el Space Invaders, pero los bichos esta vez bajan ¡de a uno!, en grupo o no, pero se mueven. A veces individualmente”. Me costó un buen rato asimilar la idea. Hasta que volé al Delta más cercano (Delta 11, en el Pueblo del Inglés) y efectivamente, ahí estaba. Era el Galaxian (Namco, 1979). Era increíble. Y a colores. Rompía esquemas.

Según Chris Lindsey, director del National Video Game and Coin-Op Museum (Museo Nacional de los Videojuegos) en St. Louis "Capitalizó con el entusiasmo de la era dorada de los videojuegos creada por el Space Invaders al proveer una experiencia más colorida, divertida y demandante. Galaxian tenía enemigos más inteligentes que los del Space Invaders, por tanto requería que el jugador prestara mucha atención a lo que sucedía en la pantalla. Además, no había escudos, como los tienen muchos juegos de hoy."

Luego vino el Phoenix (Amstar, 1980), con acaso el primer boss del que tengo recuerdo (la nave grande al final), y el popular Galaga (Namco, 1981), de los primeros juegos en donde podías tener un upgrade (la nave capturada que después podías recuperar para ensamblarla) y un novedoso bonus stage. Como a muchos, me quedé pegado con los bichos del Galaga por demasiados meses. Incluso, cuando logré tener una deslavada versión en diskette para el Commodore 64.

Pero Namco tenía más: dos años depsués, en 1984, lanzaron el Gaplus (también conocido como Galaga 3) que era más de lo mismo, pero claro, con mejores gráficos, más difícil, velocidad infartante, formaciones freak y otros detallitos. Muy entretenido, especialmente el bonus stage.

Darle hasta que duela: el Phoenix fue de los primeros shmups que incorporó el concepto de un boss al final de las etapas.


Los shooters se fueron diversificando, claro. Aparecieron algunos horizontales, como el Scramble (Konami 1981) o el pionero Defender (Williams, 1982). Pero los más populares siguieron siendo los verticales.

Un paso adelante en esta evolución fue la llegada del popular Xevious (Namco, 1982), cuyas principales particularidades eran que podías disparara a tierra con bombas (segundo botón) y los escenarios iban avanzando. Toda una locura para la época, amén además de los sofisticados efectos metálicos de los bichos y naves enemigas.

¿Y el 1942? Por dios, que maravilla de juego. Tantas tardes pensando que era uno de los tigres voladores, volando sobre el Pacífico derribando zeros. El juego fue sacado por la japonesa Capcom (¿probablemente su primer gran hit?), y tuvo notables secuelas: el 1943: The Battle of Midway, el 19XX: The War Against Destiny y el 1944: The Loop Master (no es talla).

Capcom fue de las marcas que más se asoció con este género, sacando un buen puñado de títulos de esta onda, como el Vulgus. Pero quizás la más recordada sea el Gunsmoke (Capcom, 1985). En rigor, junto con el Commando (su hermano más viejo, también de Capcom), funcionaba como un shmup. El vaquero funcionaba perfectamente como la analogía de una nave espacial. Pero claro, en el viejo oeste. Ja, qué manera de rayar con ese juego. Me recuerda a la playa en verano. En fin. No nos desviemos del tema.


We shall return: Para mi gusta, el mejor juego de la serie fue el 1943. El resto ya fue un poco musho más de lo mismo.


Antes de entrar a la época dorada de los shooters verticales a fines de los ochenta, mencionemos que en 1985 salieron a la calle dos shooters que ya daban pie de lo que se veía venir.

Títulos como el Tiger Heli (Taito, 1985), un complicado juego donde un helicóptero militar evitaba balas y destruía lo que se movía, gracias a dos mega bombas que eran de los más novedoso par la época y el Gradius (Konami, 1985), que si bien era un shooter horizontal, presentaba novedosas innovaciones, sobre todo en materia de armas y upgrades.

 

Dale con el látigo: shooter horizontal, el Gradius permitía arrastrar esas pelotas que daban vuelta alrededor de la nave. Como esos amigos jotes, pero que idual ayudan.


Reconozco que me pegué varios meses al
Gradius, mientras que el Tiger Heli (que a su vez dio paso al Twin Cobra) lo encontraba particularmente difícil. El Gradius, a su vez, dio paso a otros verticales notables como el Darius (Taito, 1986; lo jugué en los Diana, en un cabinete horizontal enorme), el Salamander o el fantástico R-Type (Irem, 1987).

Es más, esta última saga, junto con el Gradius y la de los 19XX son consideradas como las tres dinastías principales en la historia de los shmups, según Wikimup, el portal wiki sobre el tema. Pero lo más freak estaba por venir…

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Clásicos·Videojuegos

¿Mario y Sonic Juntos?


Cuando chico, me acuerdo cuando era fan de Ultraman, UltraSeven y cualquier serie japonesa con superhéroes galácticos y monstruos de goma (y cierre a la vista). El punto cúlmine, el éxtasis máximo, se produjo cuando en un capítulo de Ultraman, aparecía UltraSeven para rescatarlo de una muerte segura. Los dos juntos en pantalla, siendo dos series distintas. Increible. Imposible. Pero cierto. Incluso pensé que lo había soñado, pero no. Ocurrió.

Después, los crossover (es decir, cuando se interceptan personajes distintos en un mismo formato) fueron más comunes: Alien vs. Depredador, Robocop vs. Batman o incluso Futurama o South Park con Los Simpsons. Y siempre es resultado es igualmente fascinante y sumamente extraño. Como este crossover entre Family Guy y American Dad.

Los viodeojuegos –al igual que los cómics– tampoco se quedan atrás con esto. Se me vienen a la cabeza los monos Capcom del Street Fighter con lo superhéroes de la Marvel en el Capcom vs. Marvel. Pero sin duda que nada de eso se equipara con este freakerío máximo que es Mario con Sonic, juntos, en un juego especialmente creado para las próximas Olimpíadas de Beijing 2008. Recordemos que no hace mucho Sonic (Sega) y Mario (Nintendo), acaso los dos íconos más reconocibles de la industria de los videojuegos, eran archienemigos a muerte. Ahora, los muy mamones compiten de la mano.

Evidentemente, el juego será exclusivo para Nintendo y estará disponible para la Wii y el Nintendo DS a fines de este año. Más info y el comunicado correspondiente (en inglés), por acá (vía Escetia).

 

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Películas·Reseñas·Videojuegos

Weekend RoundUp 25/02/07

Microsoft ha tenido la gentileza de enviarme tres nuevos títulos: el Fusion Frenzy 2, el freaky Dead of Alive Xtreme 2 y, personalmente, uno que hace rato que quería probar, el Lost Planet: Extreme Condition. Los tres juegos muy distintos en que me adentraré más delante en los próximos posts. Pero igual, primeras impresiones:

El Fusion Frenzy es un compilado de mini games. Es decir, es parte de ese naciente y cuasi adictivo subgénero denominado ‘party games’ (como el Mario Party, por ejemplo). A mi me gustan. Me entretienen y entiendo el concepto considerando a quienes nacieron con el control remoto en la mano –te aburres, pasas al siguiente jueguito de una–, pero esto es inicialmente latero. El setting del juego, una especie de American Gladiators espacial, es burdo, fome y lento entre los jueguitos. Así que por ahora, en capilla.

El Dead or Alive 2 es una de esas locuras japonesas hipersexualizadas, como siempre sucede. Obviamente no es tan al chancho como el Sexy Beach, pero me atervería a decir que es el juego más, um, "sexy", que me ha tocado jugar. Tampoco quisiera adentrarme tanto en detalles (más adelante sí lo haré, créanlo), pero el juego –mezcla de mini games playeros con un sim ambientado en un resort caribeño y pobaldo por núbiles señoritas en diminutos bikinis–, es más para mirar que para jugar. Sobre todo considerando la increiblemente inverosímil y caricaturesca voluptuosidad y carga erótica de sus protagonistas. Dios santo. Si incluso se han hecho chistes al respecto! Toda una curiosidad voyerista que incluso ha tenido hasta su propia adaptación en cine (!).

Finalmente, el plato fuerte (y por cierto, el más sabroso) se lo lleva el Lost Planet. Obvio. Un sólido shooter diseñado por Capcom que, claro, si bien no revoluciona nada, entrega fácilmente horas y horas de juego sin parar gracias a una historia sencilla, armas demasiado pulentas y bien diseñados escenarios cubiertos de nieve y hielo.

Además de las explosiones, que son notablemente exuberantes y vistosas. Lógicamente fue el juego que me dejó pegado durante todo el fin de semana, y logré avanzar hasta el sexto capítulo (de diez). Muy bueno. Pero en este momento, los Oscar tienen prioridad.

In other news:

  • A propósito de películas basadas en videojuegos, una de los nuevos proyectos que se ha anunciado es la adaptación de la clásica saga del Prince of Persia. ¿Recuerdas la primera vez que lo jugaste? Ja. Yo sí. Específicamente, la película se basaría en el capítulo Sands of Time, que fuera lanzado con gran éxito por Ubisoft a fines del 2003. No hay mayores detalles acerca del rodaje (el sitio en IMDB dice "still in acvtive development"), pero sí se consigna lo siguiente: que la está produciendo nada menos que Jerry "Armaggedon" Bruckheimer, que Jordan Mechner -creador de la saga- está participando en la historia, que se estrenaría el 2008 y que el Príncipe sería encarnado por un tal Charlie Clausen que, al parecer, es famoso en su natal Australia. Será pues.

  • Otro personaje clásico que vuelve (un poco a la fuerza, para mi gusto) es Lara Croft. La curvilínea exploradora británica de los pechos voluptuosos volverá a las consolas con Tomb Raider: Anniversary, un nuevo título de la saga creada por Eidos que a fines del año pasado celebró una década (¿10 años ya?) de vida y editó el más bien fomeque Tomb Raider Legends. Cheers, Lara. Acá hay un video donde se aprecia el nuevo juego. Ho-hum.

  • Finalmente, debo decir que se me cayó Barack Obama. El interesantísimo sitio Game Politics consignó un reciente discurso del senador por Illionois y carismático candidato demócrata en Texas donde hizo un llamado a los jóvenes a que "Es tiempo para que apaguen la televisión y dejen de jugar GameBoy… Tenemos trabajo que hacer". Lo que molesta no es sólo que Obama menosprecie los videojuegos, sino que el tipo se quedó pegado en los 90s: Mr. Obama, para su información, hace rato que el GameBoy es una cosa del pasado. Diga "PSP" o "DS" al menos. Pfff…

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Noticias·Videojuegos

Dead Rising y Lost Planet Llegan al Millón de Amigos


No es ningún secreto que además del Gears of War (que ya lleva vendidos más de tres millones de copias), dos de los mejores y más populares juegos para la Xbox 360 son el divertido y ultra gore Dead Rising y el recientemente estrenado Lost Planet –ambos de Capcom, cada vez más en alza– que, debo decir, tiene quizás el mejor sistema online multijugador que he experimentado últimamente (me recordó mucho al querido Half-Life original).

Para hacerse una idea, ambos títulos ya han vendido más de un millón de copias cada uno en todo el mundo. Dead Rising fue publicado el 8 de agsoto del año pasado, mientras que Lost Planet salió a la venta el 21 de diciembre en Japón (el 12 de enero en EE.UU. y Europa). Eso es mucho y muy rápido. Y Mark Beaumont, Vice Presidente Ejecutivo de Capcom Europa, anunció estar orgulloso con las ventas. Era que no.

¡Ese PS3 es mío!: No es una liquidación de temporada. Es Frank West desmembrando zombies.


¿Que se
viene para Capcom en los próximos meses? La compañía responsable de clásicos como Commando, Mega Man, 1941, la saga Street Fighter, el Ghost’n Goblins, los Resident Evil y muchísimos otros más, tiene entre sus planes lanzar la quinta parte de la saga Resident Evil, especialmente para las nuevas consolas. Y si este nuevo capítulo llega a ser tam bueno como el excepcional y perturbador Resident Evil 4, entonces estamos frente a uno de los posibles mejores títulos el año. Claro, si Capcom se la juega.

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Reseñas·Videojuegos

God Hand: Chuletazos Freak a la Japonesa

“A Ball-Bustingly Hard Game. But Fair.”—Trailer de God Hand.

Clover Studios debe ser una de las tiendas de videojuegos más freak que existe. Son japoneses, por supuesto. Pero por dios, ¿qué clase de arroz come esta gente? Ya había comentado en otro post la hermosa rareza sicodélica de Okami y este nuevo título, épicamente bautizado como God Hand, confirma lo anterior.

El juego es un beat’em up ceado por Shinji Mikami (padre del Resident Evil) en donde el único objetivo es repartir chuletas a diestra y siniestra de la manera más vistosa posible. Algo así como los nietos anfetaminados del ochentero Double Dragon. El juego está ok, en donde los combos para repartir combos (tsk, tsk) se aprenden rápido y si se aplican bien, son sumamente efectivos. Hasta ahí todo bien. Pero en donde el juego se vuelve chistoso es en la historia. Y los personajes. ¡Y los diálogos!

En rigor, el juego es un western. Pero japonés. Con personajes sacados del manga más delirante posible. Como una mezcla entre los monos del Mortal Kombat cruzados con los de Dragon Ball Z. Pero en el lejano oeste, con saloons y todo. La historia versa sobre Gene, un poderoso guerrero que logró derrotar a Satán (!) gracias a sus poderosos brazos sobrehumanos –la mano de dios, pero no de la de Maradona– con los que fue bendecido al nacer. O algo así, qué importa.

Pero lo que hace sobresalir a este juego son los pequeños detalles que lo acompañan. Desde la banda sonora, mezcla entre banda de sonido spaghetti western de Ennio Morricone, fusionado con tecno y música surf, a los insanos diálogos que incluso se ríen astutamente de los clichés de los mismos videojuegos. Onda al final de una etapa “¡al fin, un boss de verdad!”.

El sentido del humor es sin sentido y por eso, genial: entre las combos se cuenta una patada trasera a los cocos del oponente, uppercuts que envían a la víctima al espacio sideral y sartenazos en la cabeza (¡con risas grabadas de fondo!). Eso, sin contar a un par de bosses escandalosamante miéchicas y a unos extraños coqueteos con la cultura XXX, con revistas porno y spanking incluido. Sólo por eso, el juego vale totalmente la pena.

"¡Poderes de los gemelos fantásticos actívense!": los bosses gay de God Hand.


La lata, tal como lo dice el trailer del juego, es que es increíblemente difícil. Algunos monos (como un apestoso demonio azul con media cabeza) son muy difíciles y aparecen demasiado seguido. Y empezar de nuevo las etapas puede llegar a ser muy frustrante. Y lo otro es que, bueno, a pesar de que los diálogos sean en un perfecto inglés, los menús son lamentablemente en nipón.

De todos modos un pequeño hallazgo freak para alegrar un rato el fin de semana. Y ojo, está disponible sólo para el PS2. El link oficial del juego (vale la pena) está acá.

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Reseñas·Videojuegos

Okami: ¿El Juego del Año?

Metacritic le otorgó un 93% de aprobación a Okami, uno de los nuevos juegos de la temporada. Pero no sólo eso. Además, las reseñas que aparecen consideran al juego como “un must para cualquier persona que tengo un PS2” y un serio candidato al mejor juego del año”, como publicó el mismísimo New York Times.

¿Es tan así en verdad? Vamos por parte. El juego, creado por los creativos del estudio japonés Clover Studios y distribuido por Capcom, comienza con una eterna introducción tipo Zelda. ¿Dije ya que la intro es larguísima? ¿Y aburrida? ¿Y que además se entiende poco y nada? La historia, típicamente japonesa –incluso cliché, estilo Katamari– tiene que ver con una diosa del sol encarnada en un lobo blanco (el jugador), de grandes poderes, que debe luchar contra un monstruo de ocho cabezas que terroriza el lugar.

La aventura es dirigida por una especie de pulga artista (!) que “conduce” al jugador, dándole trucos y pistas. Incluso, tira tallas. Pero no las entendí. Todo lo anterior busca “liberar” los trece poderes de un dios pincel (o algo así). ¿Estamos? Ok.

Una vez que el aburrido setting de la historia está hecho –casi media hora después–, comienza el juego. Como decíamos, manejas a este lobo blanco que debe buscar trece poderes para poder derrotar al bicho policéfalo. Estos poderes se centran en –atención– en un pincel que posee varias características de combate, al apretar R1. En realidad, hay que verlo para entenderlo. Pero sí, es muy original y vistoso.

Justamente, vistoso puede ser la palabra que mejor describe el alma del juego. Éste ha sido desarrollado usando tecnología de “cell shading” (al igual que el simpático Viewtiful Joe, también de Clover Studios) y en ese sentido, el juego se ve como nada antes visto. En serio. Los escenarios y los colores son realmente sobrecogedores. Llegan incluso a dejarte cansado ante tanto estímulo visual.

¿Lobo está?: Okami se lleva el premio al los mejores gráficos del año.


La jugabilidad, una vez que los sentidos se adaptan al escenario, es relativamente simple, algo lenta y con misiones sencillas. Pero claro, es tanto el referente oriental que muchas veces uno termina riéndose de la sobrecargada historia, ya sea por ignorancia o porque somos demasiado occidentales.

¿Es original el juego? Seguro que sí. ¿Es visualmente atractivo? Muchísimo. Pero de ahí a considerarlo un must para el PS2 es un poco musho. El GTA: San Andreas sí lo es. El God of War también. Pero este no. A no ser que uno sea devoto de la mitología nipona o un estudiante de arte demasiado creativo.

En definitiva, maomenos no más el famoso Okami. ¿Juego del año? Nica. Igual, el link está bonito.

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